sábado, 15 de diciembre de 2018

De nuevo instaladas en el fondo de la cloaca



Tal parece que en estos momentos del “sanchezlato”, volvemos a los tiempos del “zapaterato”.

¿Se acuerdan de aquellas declaraciones del Bobo Solemne cuando decía en octubre de 2009 “Saldremos de la crisis un trimestre antes o después”? ¿O las no menos trascendentes de Pepiño Blanco “Empieza la recuperación”? ¿Y las del maquinista Rub-al-Kaaba “Estamos viendo la luz al final del túnel”, dicho en julio de 2011? Pues bien, después de estas frases de estos iluminados, nos instalamos en el fondo de la cloaca, como recordarán.

Ahora estamos de nuevo instalados en el mismo sitio pues, entre otras graves cosas, el PIB y la demanda se han derrumbado, así como la inversión. Del déficit público, ¡para qué vamos a hablar!

Según las teorías económicas clásicas (con las que Huerta de Soto no está muy de acuerdo), para que una economía salga de la cloaca lo primero que tiene que haber es una verdadera intención política, amén de medios financieros y tecnología. Creemos que en estos momentos en España carecemos de estas tres cosas. Y aún en el supuesto de que tuviéramos la primera y la última, ¿de dónde va a salir el dinero para desarrollar el tejido productivo que se ha perdido? Seguramente que muchos dirán que del Estado, ya que lo consideran una fuente “natural” generadora de todo tipo de recursos. Esto ya sabemos que está demostrado que es una falacia, por no decir otra cosa.

Y es una falacia porque la Comunidad Europea no permite ciertas actuaciones en materia de subvenciones, y también porque estamos en un sistema que permite la libre competencia. Además, el mencionado déficit público está arrastrando lo habido y por haber, y si se quiere subsanarlo, el Estado no tendrá más remedio que reducir de manera implacable, un montón de gastos, muchos de ellos superfluos.

Por otra parte, nos están diciendo desde hace años desde Europa, la difícil situación por la que atravesamos y el negro futuro industrial que tenemos. A aquello de la Europa de las dos velocidades, parece que habrá que añadirle otra: la de la marcha atrás, que es con la que está circulando España en estos momentos.

Fuimos unos ingenuos con aquello de “ya somos europeos”. Se creyó en su momento que la entrada en Europa iba a resolver nuestros problemas, cuando en realidad sucedieron cosas terribles que parecen haberse olvidado

Si queremos ser verdaderamente europeos, hay que dejarse de tonterías ideológicas y de fantasías decimonónicas trasnochadas. Mientras no hagamos esto, no habrá nada que hacer. Seguiremos instalados en el fondo de la cloaca.

Si verdaderamente queremos limpiarla, habrá que erradicar, por no decir otra cosa, a toda esta casta política que, con sus respectivos partidos, dejaron de ser los representantes de los ciudadanos, dejando, asimismo, de luchar por el bien común, preocupándose solamente del momio, del privilegio, de la sinecura, del provecho, del chollo y de la ganga.

Vean este vídeo del economista Jesús Huerta de Soto intitulado “La caída del Imperio romano”. No tiene desperdicio.




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