Una frase muy manida es la de
“todos somos iguales”. Evidentemente esto no es cierto, porque ni ante la Ley lo somos.
Por otra parte, la igualdad
ante la Ley puede
que sea una injusticia. No se puede igualar al ratero, al estafador, al
traficante, al corrupto político, al asesino, al violador, etc, con la persona
honrada y honesta. Además, hay gente que puede servirse de la justicia para
fines que no son precisamente justos.
Si una persona, por las
razones que sean, quiere vengarse de otra, no tiene más que ir a los tribunales
presentando una denuncia. El juicio puede celebrarse sin necesidad de que se
aporte testigo alguno, con lo que lo correcto es que dicho juicio quede sobreseído.
Pero el inculpado ya queda “manchado” por el mero hecho de haberse sentado en
el banquillo de los acusados.
Pero la desigualdad ante la
ley, también es denigrante ¿Acaso no es desigualdad que el terrorista, el
atracador, el violador, etc, aparezcan con los ojos tapados, cuando tenían que
presentárnoslos con los ojos bien abiertos? Tal parece que igualar ante la Ley puede ser hasta peligroso.
El “sovietno” del actual
“okupa” de la Moncloa, cuando le interesa, saca a la calle su infantería de
hoplitas mediáticos y titiriteros para hacer manifestaciones “clamorosas” de
protesta para que se respete la
Ley.
Pero más escandaloso es que
personajes afines a una banda terrorista, o pertenecientes a ella, insulten y
desafíen a España entera, mientras es tratado con guante de seda, aunque
incumpla una citación judicial.
Estos “presuntos” son
tratados con todo tipo de consideraciones, e incluso, se les pide disculpas
cuando son trasladados al juzgado. Las cortinas de humo para algo están, oiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario