La verdad es que siente uno
un poco de repelús al ver la contundencia que muestran ciertos tribunales con
las personas que roban o hurtan una lechuga en un supermercado, por ejemplo. Y
decimos lo del repelús, porque tal actitud contrasta con la indulgencia y el
mirar para otro lado cuando se trata de políticos activos o inactivos, acusados de corrupción, robo, malversación de
fondos, etc, etc.
Por otra parte, también produce repelús el ver los privilegios de la casta política, con sus sueldazos e ingresos millonarios, además de sus dietas y jubilaciones de oro y de sus mansiones y coches de lujo, sin tener, muchos de ellos, ninguna titulación, ningún mérito y, lo que es peor, ninguna capacidad para desempeñar su cargo. Esto es una auténtica burla y un agravio para todos los españoles que pagamos sus momios, sinecuras y prebendas a costa de nuestros impuestos.
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