domingo, 11 de agosto de 2024

Las dos Repúblicas. ( L I I I ).


 

¿No hay que “recuperar la memoria "histórica” “zapateril” y la “democrática” de Su Sanchidad? Pues vayamos a ello.

Como es sabido, la intromisión y manipulación soviética en la Guerra Civil Española, es sobradamente conocida. En esta entrega, y en las próximas, vamos a ver algo sobre el tema de la salida del oro español hacia Moscú.  Y empezamos por lo que dice el republicano D. Salvador de Madariaga en su obra “España”. Ensayo de Historia Contemporánea”, Editorial Hermes, Buenos Aires 1955, 847 páginas:

 “Fue entonces cuando de súbito se puso Rusia a la cabeza de los países exportadores de oro, después de África del Sur. Los comunistoides bien enterados murmuraban misteriosamente a nuestros oídos que se habían descubierto nuevas minas de oro detrás delos Urales. Eran las cajas del Banco de España” (Lo destacado en rojo es nuestro).

 Por otra parte, el comunista un tanto desencantado Valentín González, “El Campesino”, en su obra “Vida y muerte en la URSS”, Editorial Bell, Buenos Aires 1951, 238 páginas, escribe:

 “Negrín, entonces ministro de Hacienda, pidió a sus colegas la autorización para poner en seguridad el oro del Banco de España. La situación de Madrid era peligrosa, y el Consejo de Ministros, que ignoraba las verdaderas intenciones de Negrín, concedió fácilmente la autorización pedida. Sólo estaban al corriente el embajador soviético Rosenberg, los agentes de la NKVD en España, algunos miembros del buró político del Partido Comunista español y el ministro de Estado y amigo íntimo del Dr. Negrín, Alvarez del Vayo, que, después de haber exaltado sucesivamente a Lenin, Trotsky y Stalin, había llegado a ser uno delos más devotos agentes de Molotov durante toda la guerra de España. Una tarde recibí en mi puesto de mando la visita de José Díaz, secretario general del partido comunista español. Me anunció con gran secreto que debía encargarme de la guardia del oro del Banco de España de Madrid a Cartagena . . . El director del Banco de España era un republicano honesto. Supe más tarde que Negrín lo convocó para una conferencia que debía durar tres o cuatro horas; se trataba de alejarlo el mayor tiempo posible del Banco . . .según la lista que se me dio había en total 7.800 cajas. La carga en los 35 camiones se hizo en menos de una hora, y abandonamos Madrid. A la salida de la villa, los conductores fueron cambiados y se puso sobre los camiones una bandera roja indicando que estaban cargados de explosivos”.

 ¡Menudo “vínculo luminoso!”

 Continuará,



 

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