Los
"progres", sobre todo los de salón, se ríen de la devoción que
tenemos los cristianos, ya que no “comprenden” cómo se pude creer en algo que
no se ve y no se palpa. Creen, como es lógico, en el pensamiento, pero no
creemos que ningún neurocirujano jamás haya visto uno. De lo que ya no se ríen,
a lo mejor porque no se atreven, es de la devoción que tienen los islámicos.
Parece que esta izquierda de ahora, completamente distinta y desnortada a la de no hace muchos años, está como con ataque de nervios, cuando tenía que tener claro su modelo ideológico para resolver los enormes problemas que existen hoy día.
Siguen con el maniqueísmo de siempre. La culpa la tienen "los otros".
Y esos "otros" ya sabemos quiénes son. Se sigue mintiendo, y el caso
curioso es que hay idiotas útiles que lo creen.
Después hay otra cosa curiosísima: la devoción por las dictaduras islámicas (ya
saben: Alianza de Civilizaciones, “multiculturalismo identitario” y demás
lindezas) que hace que se tenga verdadera compasión por los suicidas que están
masacrando al mundo occidental.
También sienten devoción, y en algunos casos se muestran solidarios, con
regímenes e ideologías que, aunque hayan desaparecido, aún quedan elementos
residuales de lo más ruin y abyecto. No hay quien les descabalgue de la
ignorancia y el fanatismo.
No le demos más vueltas: los culpables son siempre los que asesinan en nombre
de una religión o de una “patria”, todos ellos incitados por regímenes
dictatoriales clericales islamistas y toda esa pléyade de monarquías corruptas
árabes, sin olvidar a los talibanes, mulás, ayatolah, etc, que lavan el cerebro
a una multitud de ignorantes tratando de inculcarles no ya “el porvenir
radiante de la humanidad” marxista, sino la nueva era de corte
legendario y mítico que terminará con la victoria de los “mártires de
la fe”, con lo que desaparecerá el perverso mundo occidental.
Por todo esto, tienen muchos mucha devoción.
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