Así se intitula el libro de Enrique Castro Delgado,
Ediciones Luis de Caralt, 1963, 659 páginas incluido el Índice.
Someramente diremos que el autor fue un componente muy
activo del PCE, siendo el primer comandante del V Regimiento. También fue
director general de la Reforma Agraria. Cuando terminó la Guerra Civil
española, se marchó a la URSS, regresando a España, permaneciendo aquí hasta su
muerte en 1964. Su regreso estuvo motivado por el desencanto de lo que vio en
la Unión Soviética, al igual que otros muchos que tuvieron los dídimos
suficientes de decirlo.
Este es otro libro que no se ve por las librerías y
que los “historieteros” ignoran a
sabiendas. Para empezar, se lee en la página 7:
DE
TODOS LOS PAISES
DE TODOS
LOS CONTINENTES
DE
TODAS LAS RAZAS
¿Conocéis a los Comunistas?
No.
Os habéis limitado hasta ahora a soñar, a vivir
los sueños maravillosos que ellos os han
metido en la cabeza; a soñar sin intentar romper el encanto, sin
intentar despertar jamás, porque de la desilusión habéis pasado a
convertiros en unos enfermos de ilusiones. No
conocéis a los
comunistas. Para conocerlos bien hay primero
que no escucharlos para no
dejarse envenenar; segundo, mirarlos día y noche hasta llegar a lo hondo de
cada uno de ellos, a donde otros hombres tienen el alma; tercero, ver su
socialismo a través del hombre y no de la propaganda
ni las estadísticas. Yo los conocí mirándome a mí mismo. Creo por ello que este
libro os servirá de
algo”.
El párrafo no
puede ser más significativo. Se comenta por sí sólo.
En la página
543, dentro del capítulo X I V
intitulado“Stalin tiene razón”, se
lee:
“Creía en Stalin, pero le
dolía España. Y entre la fe y el sentimiento se entabló una terrible batalla.
Una batalla sorda, angustiosa, interminable, de la que Castro no podía hablar
con nadie, porque nadie hubiera
comprendido en el seno del Partido su dolor de España. ¿Acaso él no había
sido educado en el odio a todo lo que no fuera el Partido, lo que no fuera la
revolución, lo que no fuera Rusia, lo que no fuera
el socialismo?... ¡Nadie le hubiera
comprendido!”.
En la página
siguiente, dice Castro Delgado:
«¿Es verdad, camarada Stalin, la fuerza
militar de la U.R.S.S. de la que nos
hablaba hace muy poco tu amigo y camarada de armas, el camarada Vorochilov?... ¿Es verdad la superioridad de
fuego de una de tus divisiones sobre una
división de no importa qué país?... ¿Es verdad la potencia de tus tanques?... ¿Es verdad la superioridad de tu
aviación?...¿Es verdad, camarada Stalin, lo que nos dijiste en el XVIII
Congreso de tu Partido: ‘No
tenemos miedo a las amenazas de los agresores y estamos dispuestos a devolver
dos golpes por cada golpe de los promotores de la guerra que intentan atentar
con la inviolabilidad de las fronteras soviéticas?’
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