Así se intitula el libro de Pablo Molina, Editorial
Sekotia, s.l., 2.006, 248 páginas.
El presente libro trata de desenmascarar todos los
sofismas, falacias y falsos postulados de la izquierda, lanzados al aire con el
apoyo de los “mass-media”, al más puro estilo gramsciano, aprovechando el
desbarajuste moral que padece Occidente.
Si en el anterior artículo transcribíamos lo que
figuraba en la contraportada del libro, en este último veremos algunos párrafos
que se leen en la Introducción, páginas 17 a 21.
Nos dice el autor que ha sido “tachado de ultraderechista, reaccionario y fascista. Este último
epíteto es el que me resulta más divertido, pues jamás he sido socialista,
requisito previo para convertirse al fascismo. No obstante, en previsión de que
las mesnadas progresistas insistan en ello, no tengo el menor inconveniente en
declararme profundamente reaccionario. . . hasta todo el submundo que ellas
patrocinan. El reaccionario no es un pensador anticuado, sino simplemente
insobornable, que además ofrece la oportunidad a los necios de sentirse
intelectuales de vanguardia. Espero que con esta declaración preliminar mis
queridos adversarios avizoren el ingenio y utilicen alguna insolencia más
creativa como agente de la anarquía
vaticano-sionista o esbirro del
imperialismo pagado por la CIA. De nada.
Podría
decir que el objetivo de este libro es promover desinteresadamente el bienestar
de los ciudadanos, servir de conciencia crítica para hacer que la sociedad
reaccione contra la injusticia social o cualquier otra chorrada solemne con que
los progres se autoinciensan cuando rompen a escribir. Sin embargo, como no
estoy infectado por ese peligroso virus, no necesito camuflar el ejercicio de
la sana virtud del egoísmo con verborrea grandilocuente.
Mi
propósito al escribir este libro, en efecto, es principalmente ganar dinero.
Una finalidad absolutamente respetable que los progres persiguen hasta la
extenuación, aunque se avergüencen de reconocerlo en público. Jamás he recibido
una subvención, ni pública ni de organismos más o menos vinculados a la
política, también a diferencia de gran parte de la intelectualidad progresista,
cuya capacidad de succión una vez adherida a la ubre estatal es más notable.
Las horas de trabajo que he dedicado a escribir este libro, robándolas al sueño
y a la familia, sólo se verán recompensadas si el público, voluntariamente,
accede a comprar el fruto de este esfuerzo. No se trata de un lamento. Al
contrario, la libre voluntad del consumidor para dictar el éxito o el fracaso
de una idea, es la más alta expresión del capitalismo, cuya moralidad defiendo
sin paliativos.
Desmontar
los dogmas que la progresía impone en medio de las montañas de farfolla, es
algo asombrosamente sencillo debido a la inanidad de sus argumentos”
Es muy interesante lo que se lee en la página 91,
dentro del capítulo intitulado “La quinta esencia de la hipogresía:
el cine español”, así como también es interesantísimo lo que figura en las
páginas 109 y 110, dentro del capítulo La “hipogresía”, así como también el
apartado intitulado “Los palmeros de
Arafat”.
En la página 167, y dentro de la II Parte intitulada La “hipogresía”, se lee el capítulo que
lleva por título “Che Guevara, ora pro
nobis”. En la página 184 dice el “Che”
“Debe
dársele al reo la posibilidad de hacer sus descargos antes de fusilarlo. Y esto
quiere decir, entiéndeme bien, que debe siempre fusilarse al reo, sin importar
cuáles hayan sido sus descargos. No hay que equivocarse en esto. Nuestra misión
no consiste en dar garantías procesales a nadie, sino en hacer la revolución, y
debemos empezar por las garantías procesales mismas”.(33)
En fin, libro recomendado en el que se ve, entre otras
cosas, cómo la maquinaria propagandística del progresismo, miente, desinforma,
omite y distorsiona todo tipo de noticias referentes a palestinos y judíos con
comentarios y fotografías que son todo mentira. Los “idiotas útiles” siguen
campando por sus respetos, no sólo en esta desguazada España, sino por el mundo
entero.
(33).- “Algunos de los sabios consejos que
daba a su lugarteniente, el abogado Miguel Angel Duque Estrada. Vicente
Echarri: El más auténtico retrato, El Nuevo Heraldo, 21-10-01. En op. Cit,
página 133”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario