jueves, 30 de mayo de 2024

“Hombres made in Moscú” ( V )


 

Así se intitula el libro de Enrique Castro Delgado, Ediciones Luis de Caralt, 1963, 659 páginas incluido el Índice.

Someramente diremos que el autor fue un componente muy activo del PCE, siendo el primer comandante del V Regimiento. También fue director general de la Reforma Agraria. Cuando terminó la Guerra Civil española, se marchó a la URSS, regresando a España, permaneciendo aquí hasta su muerte en 1964. Su regreso estuvo motivado por el desencanto de lo que vio en la Unión Soviética, al igual que otros muchos que tuvieron los dídimos suficientes de decirlo.

Este es otro libro que no se ve por las librerías y que los “historieteros” ignoran  a sabiendas.

Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos lo que se lee en la página 221 sobre el Frente Popular. Dice Así:

“16 de febrero de 1936

.«¡Viva el Frente Popular!»

El día 19 se reúne el gobierno Portela Valladares. A las catorce horas se produce la crisis. A las nueve y media de la noche Manuel Azaña forma su cuarto gobierno.

El 27 de febrero la prensa publicaba la composición de la nueva Cámara: 255 diputados de izquierda; 143 de derecha; 55 diputados de centro y 14 diputados comunistas. Algunos aficionados a las estadísticas, solamente aficionados; consideraban que el resultado de las elecciones colocaban en primer término a Azaña. ¿Y qué importaba? Azaña era un viejo prisionero político de los socialistas; los socialistas acabarían por ser  prisioneros del Partido Comunista. Porque Moscú no había creado la táctica del Frente Popular para que la segunda república se hiciera eterna. Pero…

Esto no lo sabían los republicanos. 

Ni los socialistas.

Lo sabían solamente los comunistas, que lo único que habían hechocon el Frente Popular había sido desenterrar

momentáneamente a la segunda república, pero no resucitarla.

 

                                                          * * *

Azaña quiso resucitar la segunda república.

Pero...

El 7 de abril es destituido Alcalá Zamora. Y los socialistas elevan a la Presidencia de la República a Manuel Araña. Si ayer Azaña era un ensayista sin éxito, hoy hasta eso ha dejado de ser; ha dejado hasta de ser Azaña; Azaña ha pasado a ser una estatua más en el Palacio de la Plaza de Oriente. Pero Azaña está demasiado entretenido con su nuevo cargo para darse cuenta de las dimensiones de su tragedia, de las dimensiones que está tomando la propia tragedia española.

El 3 de mayo son convocadas elecciones en algunas provincias en donde las elecciones del día 16 fueron anuladas. En Cuenca se presentan José Antonio Primo de Rivera y el general Francisco Franco. Los militares salen de los cuartos de banderas. Indalecio Prieto siente que el suelo arde bajo los pies del Frente Popular. Y habla: «No he de decir ni media palabra en menoscabo de la figura de este jefe militar. Le he conocido de cerca cuando era comandante. Le he visto pelear en África; y para mí, el general Franco, que entonces peleaba en la Legión, a las órdenes del hoy también general Millán Astray,  llega a la fórmula suprema del valor, es hombre sereno en la lucha. Tengo que rendir este homenaje a la verdad... El general Franco por su juventud, por sus dotes, por la red de sus amistades en el Ejército, es el hombre que en un momento dado puede acaudillar,con elmáximo de posibilidades, todas las que se  deriven de su prestigio personal...»

¿Un elogio?

¿Una advertencia?

Pero gana el Frente Popular”

En la próxima y última entrega veremos lo que se lee en el Capítulo XXIV, que es el último, y que lleva por título “La última oración”, página 657.




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