miércoles, 8 de mayo de 2024

El “homus komunistus”


La Historia, que es una especie de evolución del homo sapiens, nos muestra las variaciones culturales, y sobre todo políticas, de este homo. Y como en casi todas las evoluciones, lo mismo que si de un proceso biológico se tratase, surge una mutación y aparece el hombre nuevo: el militante comunista que iba a configurar el “porvenir radiante de la humanidad”.

Este militante, aparentemente, es un ser normal: camina, come, duerme, etc. Pero hay dos aspectos que lo diferencian de los otros mortales: el estar siempre dispuesto a “dar el salto”, y dispuesto asimismo a dar lecciones a los demás con una pedantería y una soberbia infumables, lecciones basadas en tópicos y en toda clase de sofismas.

 

Estos tópicos y sofismas son una especie de cimientos en los que se basa la ideología comunista que no admite ni controversias, ni réplicas, ni fisuras, ni dudas y que, para más INRI, pretende su implantación e imposición universal a base de terror, de revolución sangrienta y de guerra.

 

Este “homus  komunistus” se caracteriza por su fanatismo y cerrazón: las ideas están por encima de la realidad, y las consignas están también por encima de los hechos. Es de un absolutismo insultante, y jamás duda. Ese absolutismo le lleva a decir y pensar que nada es relativo, salvo las ideas del que no piense como él. En el momento que se le presente alguna oposición a sus razonamientos o creencias, se pone catatónico porque no tiene argumentos e intenta imponer “su” razón, como hacía D. Quijote cuando imponía la suya al decir que eran gigantes en vez de molinos.

 

Es incapaz de la autocrítica y piensa que los demás, “los otros”, son enemigos suyos que actúan de mala fe. Sólo se basa en la razón e intenta aplicarla a la “realidad”, aunque ésta le diga que, una vez contrastada “su razón”, que está fuera de lugar, tiempo, situación y hábito.

 

En una palabra: todo tiene solución gracias a la “cabeza” del pensador político, que dicta soluciones, planes (sean quinquenales o no), normas, reglamentos, etc, etc, indiscutibles. Y si la realidad y los hechos no se adaptan a lo establecido, se le corta la cabeza al “cabeza” y todo solucionado. En vez de intentar solucionar los problemas, se buscan culpables. Lo de siempre.

 

A pesar de que este “homus komunistus” ignora la naturaleza de las cosas, intenta, permítanme las comparaciones, resolver ecuaciones de sexto grado mentalmente, o construir un portaaviones de 10 kilómetros de largo. El maridaje entre inteligencia y estupidez queda así expuesto.

 

En el supuesto que llegue al poder, empiezan los desmanes: el espíritu totalitario del que están preñados impondrá al “pueblo soberano” sus designios. Aplastan, machacan y marginan, en el mejor de los casos, a todos aquellos que no quieren obedecer sus dogmas y consignas, a la vez que se autohabilitan para hacer todo tipo de experimentos sociales. Así les fue.

 

Decía el monstruoso Che Guevara que Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio consciente de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido” ¿A qué “deber” se referirá? ¿Al de sembrar el odio, la mentira y el terror?



 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog