Como sabrán, en junio
de 1985 se firmó la entrada de España en la CEE, entrada que se haría efectiva
el 1 de enero de 1986. A partir de aquel momento, la gente, e incluso algún que
otro político, decían aquello de “¡Ya
somos europeos!” ¿Se acuerdan?
La verdad es que no somos europeos en nada, salvo en lo de la moneda. Inglaterra y Francia, nuestros enemigos tradicionales, siempre se rieron, y se ríen, de España. Esto está más claro que el agua.
De esta literatura, principalmente de finales del
siglo XVI y principios del XVII, se expandió que las conquistas y
colonizaciones que dieron lugar al imperio británico, eran cosas justificadas
porque convenían a los nativos, cuando en realidad fueron auténticos saqueos.
Si embargo, nuestro Imperio nació por ansia de afanes
incontenibles de sangre, oro y riquezas, cuando fue precisamente todo lo
contrario.
Lo de la leyenda negra en la literatura, también viene
reflejado en el “Robinson Crusoe” de
Daniel Defoe. Si han leído este libro verán que a los españoles se nos
consideraba poco menos que odiosos y con una maldad demoníaca. Pero, claro, del
sometimiento de los indígenas a la esclavitud, por parte de este aventurero
británico, poco se comenta.
Además, este libro rezuma antiespañolismo, racismo,
esclavismo y colonialismo por los cuatro costados, asuntos estos que se
consideraban normales por los ingleses de aquella época, es decir, doscientos
años después de haber descubierto América los españoles.
También hay que decir que en el tiempo que vivió Defoe
(1661-1731, Inglaterra se hallaba en plena expansión colonial e imperialista, y
que durante más de 400 años esclavizó a millones de personas, casi todas
procedentes de la costa oriental de África.
En fin, ¡están guapos ellos para hablar de leyenda
negra!
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