Como ya es sabido, los asuntos de la II República
Española son deficientemente tratados por ciertos “historieteros” que
perseveran en la deformación de la verdad. Salvo cuatro verdaderos
historiadores, los demás se dedican a mentir. Mucha documentación y muchos
archivos han sido destruidos o han desaparecido, quedando coja la información
que se pueda dar sobre el tema. Veamos lo que nos dice el anarquista Francisco
Olaya Morales en la página 20 de su obra “El
oro de Negrín, Nossa y J. Editores, S.L., 1998, 566 páginas, libro
comentado en este blog con fechas 12, 19, 22 y 23 de diciembre de 2.016:
“Los
archivos de los partidos políticos y organizaciones sindicales, han
desaparecido en casi su totalidad. Los del Partido Comunista quedaron en
Madrid, Valencia y Barcelona, y la parte que fue seleccionada y depositada en
Moscú, no sabemos que haya sido devuelta. Los de la UGT, a excepción de la selección de documentos
confiados a Ezequiel Delgado Ureña (que los destruyó antes de pasar la
frontera) y de los que sacó la Comisión Ejecutiva de Ramón González Peña (de los que una parte se quemaron en París y
otra se perdió durante su transporte), han desaparecido de España. El Partido
Socialista perdió los suyos en las mismas condiciones, no habiendo logrado
recuperar aún íntegramente los que sacó a Francia y que, tras diversas
vicisitudes, terminaron en Moscú. Han desaparecido, igualmente, los del Partido
Socialista Unificado de Cataluña, los de las Juventudes Libertarias, los de las
Juventudes Socialistas Unificadas, los de los partidos republicanos, además de
los de la Confederación Nacional del Trabajo y de la Federación Anarquista
Ibérica. De estas dos últimas organizaciones, sólo pudieron salvarse las cajas
pasadas a Francia en un camión por el francés F. Fortin, del archivo de la CNT,
varias de las cuales desaparecieron entre París y Londres, para terminar el
resto en el Instituto de Historia Social de Amsterdam (una de estas cajas fue
recuperada en Londres y sirvió de base al libro de J. Peirats, ‘La CNT en la
Revolución Española’ y, las restantes, o desaparecieron definitivamente, o es
posible que siguieran el mismo viaje hacia Moscú que las del Partido
Socialista)”.
Viendo todo lo anterior, no es de extrañar que los
“historieteros bien pagaos” cuenten sus cosas basadas en referencias sin ningún
tipo de documentación. Por otra parte, dichos “historieteros” lo único que han
hecho, y hacen, es explayar la propaganda ideológica que les imponen, cobrando
por ello, además de por mentir.
¿Figurará esto en la “memoria democrática” de “Su
Sanchidad” y de Sor Yolanda? ¿Es este el “vínculo luminoso”?
Continuará.
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