La aplicación
de las leyes y sus sentencias ha llegado a un extremo que ya no se sabe cómo
calificarlo. En la redacción de las citadas leyes, códigos, normas,
reglamentos, etc, etc, se ha tejido una maraña que lleva, la mayoría de las
veces, a un confusionismo total. Da la sensación de que los jueces tienen que
hacer todo tipo de funambulismos dialécticos para aplicarlas, aunque muchas
veces haya auténticas contradicciones.
Da la sensación también que, de forma consciente o inconsciente, se crean lagunas para que los imputados o arrestados salgan a la calle como si nada hubiese ocurrido.
Una vez ya libres, vienen los “mass-media” dándoles cancha: megafonía,
micrófonos, cámaras, grabadoras de vídeos y de voz, etc, para que estos
individuos nos cuenten su particular historia de sus faltas y delitos, tratando
de demostrarnos la injusticia que ha cometido la sociedad con ellos.
No importa, por supuesto, cuántos miembros de esa sociedad a la que critican
han sido maltratados, violados, asesinados, etc: saldrán casi indemnes . . .
“caducó el plazo”, “se ha perdido el expediente”, o el secretario del juzgado
está indispuesto.
Aún en el supuesto de que se llegue a producir la vista, aparecerán también
apéndices, apartados, derogaciones y reformas, que eximirán al reo de toda
culpa, con lo que automáticamente, “solicitamos
una indemnización por daños y perjuicios”. Es decir: parece que los derechos
humanos de estos individuos se han pisoteado. Quizá haya que decirles que ellos
no tienen ningún derecho humano por haber privado y pisoteado los derechos
humanos de sus víctimas.
Resumiendo: la inhumanidad de esta sociedad está a la vista porque premia, se
enorgullece y enaltece a los que machacan y pisan diariamente los derechos de
las personas que son verdaderamente humanas. Parece tal la cosa, que lo que se
defiende son los “derechos inhumanos”. No hay nada más que ver que si defiendes
ardientemente, por ejemplo, que no se maten a los urogallos, o que no se
destrocen sus huevos, serás tratado como un héroe. Pero, si por el contrario
matas dichos animales o sus crías, irás a la cárcel inmediatamente. No digamos
nada ya, si defiendes la vida de una persona y te manifiestas contra la ley del
aborto: serás tratado como fanático.
El concepto de delito tiene varias acepciones, según el Diccionario de la RAE.
Una de ellas es el delito político que lo define como “el que establecen los sistemas
autoritarios en defensa de su propio régimen”. Sin lugar a dudas, este es el
concepto del delito que tienen muchos políticos, más bien politicastros.
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