Subliminalmente, los de la internacional de la mentira, del odio y del terror hablan, cuando les interesa, que hay que ser tolerantes, pero una vez que llegan al poder, esto se acabó. Es una de las muchas mentiras que cuentan.
Parece ser que la tolerancia debe defenderse al
cualquier precio, siempre y cuando que lo que haya que tolerar sea
“políticamente correcto”, o aparezca en el panel ideológico. En una palabra: en
teoría todo se tolera, excepto aquello que los tolerantes no están dispuestos a
tolerar. Por ejemplo:
Es intolerable que a la “libertad” se le pongan límites: no se toleran ni el
respeto, ni la jerarquía, ni la autoridad, ni el orden, ni la moral, etc,
porque son trabas para aquélla.
No se tolera que el marido trabaje y la mujer se dedique a las tareas del
hogar. Si esto sucede, tales mujeres serán objeto de crítica. Conviene recordar
aquí que el mismísimo Engels en su obra “La
situación de la clase obrera en Inglaterra”, Editorial Júcar, 1979, 272
páginas, libro escrito en los años 1844 y 1845, decía: “el trabajo de las mujeres disgrega completamente la familia”,
diciendo también que cuando los hombres son “condenados
a los quehaceres domésticos, se produce una situación “que quita al hombre su carácter viril y a la mujer su feminidad” ¿Por qué no dicen nada de esto la “Irena
Montera” y su “complexo”?
No se tolera que alguien exprese un pensamiento que vaya en contra de lo
“políticamente correcto”, o lo “intensamente contemporáneo”.
No se tolera que lleves la bandera de España, pero puedes llevar la de tu
autonomía, o una pegatina con la hoz y el martillo.
No se tolera que digas que eres partidario de que se estudien la Historia y la
Literatura de España, así como de la Filosofía.
No se tolera que digas que en España hay una conspiración para manipular
nuestra historia reciente.
No se tolera que critiques a los que, con toda impunidad, esgrimen la libertad
de expresión, para después pisotearla en función de sus intereses políticos o
económicos.
No se tolera que digas que la Religión debe ser una asignatura normal,
académica, regular y evaluable.
¡Que no se te ocurra decir que te emociona más el Himno Nacional que el
“Asturias, patria querida”, o “Els Segadors”, por ejemplo!
En cambio, si dices que España es un estado “plurinacional”, que nunca tuvo
historia; si eres partidario del “multiculturalismo identitario”; si desprecias
o te ríes de las personas con convicciones religiosas y, sin embargo, aplaudes
a los que creen en videntes, nigromantes, quiromantes, “rapeles” y
“anthonyblakes” . . . Si todo esto defiendes, serás un tío luchador por las
libertades, comprometido con la tolerancia.
Qué duda cabe que es bueno y deseable que haya tolerancia. Pero, ¿acaso hay que
ser tolerantes con algunas conductas? ¿Se puede ser tolerante con los
islamistas que odian a muerte todo lo que representa Occidente: la libertad, el
individualismo, la democracia, la emancipación de la mujer, la separación
Iglesia-Estado, etc? Evidentemente, no
Mucho se ha hablado y escrito sobre la tolerancia. Personajes como Stuart Mill,
Voltaire, Dostoyevski, etc, lo han hecho. Mucho antes que éstos, el filósofo
británico J. Locke (1632-1704) escribía su “Carta
sobre la tolerancia”, Editorial Tecnos, 2008, 176 páginas, y ya comentaba
sobre el fundamentalismo advirtiendo del peligro de “los que no logran separar la religión de la política y la fe del
poder”. El que quiera entender que entienda.
Casi doscientos
años después, el gran psicólogo y escritor ruso Fiódor Mijálovich Dostoyevski,
cuyos escritos examinaban e investigaban el acontecer humano en los campos
sociales, espirituales y políticos, decía que “La tolerancia llegará a tal nivel que las personas
inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles”.
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