Como ya saben, los “internacionalistas” emplean a todas horas el vocablo fascista, si bien hemos oído a alguno pronunciar “facista”. Como prueba de esto ahí tenemos a Putin que dijo en su día que Ucrania era un nido y un cobijo de nazis y fascistas y que por eso había que invadirla, aunque hay otras razones. Todas aquellas personas que osen protestar por tal invasión, son auténticamente reprimidas, incomunicadas, confinadas y encarceladas por ser no sólo fascistas, sino antipatriotas.
Como ya saben también, dicha palabra fascista es un
auténtico artefacto que se emplea contra todo bicho viviente que no comulgue
con las ideas de dichos “internacionalistas”, además de propagar y difundir que
de los fascistas se puede esperar cualquier atrocidad y bestialidad.
Obviamente, siguiendo este razonamiento, Putin es un fascista, o mejor dicho,
un comunista, que es peor. De un antiguo coronel de la temida KGB soviética,
admirador de Stalin, se puede esperar cualquier cosa.
Trasladando el tema a esta desguazada España, este
calificativo también lo emplea el desgobierno de su “Sanchidad”. Como ya saben
también, los transportistas, campesinos, pescadores, etc, convocantes de esta
larguísima huelga, son fascistas y de extrema derecha. De lo que no se comenta
nada es que miles, o millones, de estos convocantes son trabajadores votantes
del PSOE o de PODEMOS y de otras troupes. Lo que no cabe duda es que a estos
trabajadores se les debe subir los testes a la úvula, parafraseando al genial
Jaime de Campmany, cuando los califican de extremistas derechistas o fascistas.
Y lo que no se entiende es cómo esos “sindicaleros”
del tres al cuarto no dicen ni pío sobre esta terrible situación por la que
estamos atravesando.
En fin, así es el desgobierno de su “Sanchidad”.
Nota.- Próximamente comentaremos el libro “Comunismo
y nazismo”, autor Alain de Benoist, Ediciones αLTERA, S.L., 2005, 186
páginas.
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