domingo, 17 de abril de 2022

Sobre política y políticos ( I )


 Como ya saben, Aristóteles dijo hace casi 2.500 años que el ser humano es sociable por naturaleza, lo que quiere decir que la sociabilidad tiene que tener principios y cimientos para su pulcro y esmerado progreso, bienestar y desarrollo. También tiene que haber respeto, ya que sin éste no hay posibilidad de convivencia, apareciendo la ley de la fuerza, en vez de la fuerza de la ley. Seguro que estarán pensando que para que esto se lleve a cabo, tiene que intervenir la política. Efectivamente, sí, pero no la impuesta como ciencia, ni como pericia, maestría, sagacidad,  ni como virtud, sino como asunto necesario para la citada convivencia, con el objetivo de que las personas puedan realizar y desempeñar sus derechos congénitos y personales.

¿Tiene en cuenta todo esto, y varias cosas más, el desgobierno del doctor Sancheznstein? Evidentemente, no. Con reprobar y desacreditar el pasado, en vez de edificar un porvenir y un mañana cabal y responsable, ya tiene bastante. Para calumniar y arremeter contra el pasado, se destapan y desentierran viejos símbolos, caracteres, palabras, términos, etc, lo que hace que la gente esté inquieta, impaciente, etc, amén de tener dudas, desconfianzas, vacilaciones, incertidumbres, etc, de todo tipo.

Seguro que estarán pensando también que eso que llaman “políticos” no son personas dispuestas a sacrificarse y dedicarse desinteresadamente a servir a la sociedad. Precisamente se está viendo todo lo contrario: consideran la política como un fin para lucrarse y vivir a costa del “pueblo soberano”, satisfaciendo al mismo tiempo sus codicias, sus egoísmos, sus afanes, sus petulancias, sus jactancias, sus avideces, sus vanidades, amén de sus apetitos de popularidad, de aplausos, de prestigio, de notoriedad y sus anhelos de pompa y vanagloria.

Después, estos “políticos”, cuando les interesa, hablan de diálogo, que no es más que un monólogo con el que se llega muchas veces a la discusión, a la disputa, a la bronca, a la reyerta, a la rencilla, etc.

En fin, así son de “fashion” y de “modelnos”. Terminamos con una frase del sabio Salomón:

“Los labios del justo destilan bondad; de la boca del malvado brota la perversidad”. El que quiera entender, que entienda.

Continuará.



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