viernes, 15 de abril de 2022

Personajes históricos. Hernán Cortés ( X I )



Como decíamos en la anterior entrega, en ésta  veremos los tesoros recogidos por Moctezuma  para pagar el tributo al rey de España, como le había requerido Hernán Cortés, y cómo se repartieron.
A todas las partes del país se enviaron recaudadores de impuestos. Cuando éstos regresaron, el oro que traían fue fundido y convertido en barras. Si a esto añadimos  los tesoros ya acumulados procedentes de donaciones y regalos, es fácil de suponer la gran riqueza que se atesoró, riqueza que fue dividida en varias partes y que estaba valorada en cuatro millones de pesos. De esta cantidad se detrajo la quinta parte para Su Majestad. Otra quinta parte para Hernán Cortés, distribuyéndose el resto entre los miembros de la expedición española.

Como es de suponer, los españoles ante esta nueva situación cada día parecían más fuertes. Llegaron a destruir los dioses e ídolos de los templos venerados por los nativos, sustituyéndolos por una cruz. Si bien  Moctezuma consintió todas estas cosas, hubo una que no estaba dispuesto a que se suprimiese: los sacrificios humanos. Veamos lo que pasó.

El templo principal, tenía un altar al que se llegaba después de subir más de cien escalones. En dicho altar  era donde tenían lugar los sacrificios humanos. Cortés y sus hombres accedieron a él después de subir los citados escalones. Allí se encontraba el dios principal, que era una figura horrible. Tenía su cuerpo enjoyado por todas partes con serpientes de oro enroscadas y llevaba un collar compuesto de corazones y cabezas de plata y oro. Desde aquella altura, miró al dios con recelo y desagrado, a la vez que vio los otros altares totalmente negros por culpa de la sangre derramada en los sacrificios. Su indignación fue tan grande que, desenvainando su espada, despedazó con ella todos los ídolos y dioses. Cuando terminó la faena, hizo que tal sitio fuese limpiado y lavado, celebrándose una Misa en el nuevo altar.

Como se podrá comprender, los sacerdotes aztecas huyeron asustados. Desde ese mismo instante comenzaron a tramar un complot contra los españoles. El odio y la aversión se iban apoderando de los nativos.

Por si esto fuera poco, llegó a oídos de Cortés y de sus hombres la noticia de que una flota española había llegado a Veracruz, pero no para auxiliarles, sino  para capturar a Hernán y llevarlo como prisionero al gobernador de Cuba.

Los hombres del conquistador se hallaban en aquellos precisos momentos dispersos por varios sitios: unos buscando minas de oro y otros se habían alejado hasta la costa para reparar las naves que deberían traerlos a España.

Como de costumbre, Cortés saldría victorioso nuevamente gracias a su valor y estratagema. Esto lo veremos en la próxima entrega.


Continuará.



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