sábado, 23 de abril de 2022

Personajes históricos. Hernán Cortés ( X I V )


 Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos cómo Cortés y sus soldados, una vez pasado el tiempo de recuperación y descanso, pensaron que se retirarían a Villa Rica de Veracruz, pero Cortés volvió a sus andanzas para intentar conquistar la ciudad de México. 

 Tal como estaba la situación, aquello era una locura, ya que no tenía más que nos 400 soldados, la mayor  parte de ellos heridos. Además, no tenía artillería ni armamento. Y para más inri, sólo tenía 20 caballos. El propio Cortés tenía la cabeza llena de heridas, además de dos dedos mutilados.

Como es de suponer, sus soldados no estaban muy a gusto con él, pues estaban muy cansados y sólo deseaban regresar a sus casas de Cuba. El motín estuvo muy cerca.

Como siempre, Cortés salió de airoso de esta situación. Para ello pronunció un discurso con fuertes palabras, discurso que terminó con el beneplácito de los soldados veteranos. El resto no se atrevieron a hablar.

La fortuna estuvo otra vez del lado de Hernán, ya que dio la casualidad de que llegaron a Veracruz tres barcos cargados de provisiones y con refuerzos. No eran para Cortés, sino para Narváez. La tripulación de las naves, así como sus respectivos capitanes, fueron hechos prisioneros. Posteriormente, se unieron a Cortés, con lo que contó con un poderoso ejército.

Entonces comenzó a planear cómo atacaría a la capital mejicana, pensando que lo mejor sería asediarla por agua y por tierra. Con una pequeña flota podría hacer frente y dominar a la enorme cantidad de canoas indígenas, y se colocaría a una distancia prudencial para bombardear la ciudad. La obra de construcción de dicha pequeña flota fue encargada a Martín López, que era precisamente constructor de naves. Lo más destacado de este hombre era que contaba con un grandísimo grupo de indígenas que estaban a su favor.

En poco tiempo se construyeron trece embarcaciones. Mientras se efectuaba esta construcción, Cortés, con un poderoso ejército de tlascaltecas adiestrados por oficiales españoles, tomó rumbo al lago de México. Allí se encontró  con indígenas ribereños, a los que sometió  después de fuertes enfrentamientos. En este sitio instaló un campamento con todo tipo de provisiones y alimentos. La ciudad de México quedó bloqueada. Las naves construidas por Martín López se botaron el domingo 28 de abril de 1521 con gran ostentación y parafernalia. En este día, Cortés pasó revista a su ejército que contaba con casi mil españoles y 50.000 tlascaltecas.

En la próxima entrega veremos el comienzo de los ataques contra la ciudad de México, siendo el primero el realizado el 31 de mayo de ese mismo año.

Continuará.




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