Si eres un perceptor monocular de la realidad porque deduces lo que te dicen que tienes que deducir;si te refugias o escondes en ideologías que impiden ver la realidad e intercambiar ideas; si tu meta no es la honradez intelectual; si crees en el pensamiento único y también crees en el dogma de las certezas; si te consideras poseedor de la “hybris intelectualista” y crees asimismo que tienes una visión privilegiada sobre el mundo, si todo esto eres y crees, no entres en este blog.
jueves, 21 de abril de 2022
Personajes históricos. Hernán Cortés ( X I I I )
Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos
cómo muchos de los españoles, entre ellos Cortés, lograron salvarse del feroz
ataque de los indios gracias a las joyas que llevaban.
Los conquistadores se vieron rebasados por los nativos, que se vieron obligados
a correr a toda velocidad por las calzadas, o lanzarse al agua, como hicieron
muchos. Los que tenían poco botín, y por tanto menos peso, tuvieron más suerte.
Los que iban cargados no tuvieron más remedio que arrojar las joyas y demás al
agua, lo que sirvió para contener a los indios, que se paraban a recoger los
botines, con lo que los españoles pudieron recorrer el dique y llegar a tierra
firme.
El ejército de Cortés quedó prácticamente diezmado, ya que habían perdido la
artillería y casi todos los caballos. En este enfrentamiento con los nativos
murieron más de 400 españoles y 4.000 de los aliados indios.
Cortés, al ver aquel desastre, lloró amargamente, siendo el momento más
doloroso de su vida, al que la historia conoce como “La noche triste”.
En los días sucesivos después de esta derrota, los españoles emprendieron el
regreso a Tlascala, siendo atacados constantemente por guerrilleros aztecas. A
la semana de estos ataques, fueron de nuevo atacados en el paso de Otumba,
siendo rodeados por un numerosísimo ejército. El fin parecía próximo.
Pero una vez más la estratagema y la astucia de Cortés evitó el desastre. Con
tres compañeros, se adentraron violentamente a caballo por el centro de
ejército enemigo, en donde el jefe estaba sentado en una litera que portaba la
bandera. Los cuatro hombres mataron al jefe indígena, apoderándose de la
mentada bandera. Esto produjo un gran miedo y pavor a los indios, lo que hizo
que huyeran, dejando el campo libre a Cortés y a sus hombres.
El ánimo y la moral de Hernán y de sus hombres, se elevó ante estos
acontecimientos de triunfo. Sin embargo, le preocupaba un asunto: en su camino
de regreso hacia Tlascala, pensaba cómo le recibirían sus habitantes, ya que en
su día les había dicho que él descendía del invencible Dios Blanco. Ahora, al
regresar derrotado y sin miles de sus aliados tlascaltecas, temía por el
recibimiento.
Sin embargo, y con gran sorpresa, el cacique de Tlascala lo recibió con los
brazos abiertos, además de darle ánimos y frases de consuelo, reafirmándole de
nuevo su amistad. Permanecieron en esta ciudad tres semanas para curarse de las
heridas y descansar de tanta lucha y fatiga.
Una vez pasado este tiempo, todos sus soldados pensaron que se retirarían
a Villa Rica de Veracruz, pero Cortés volvió a sus andanzas para intentar
conquistar la ciudad de México. Esto lo veremos en la próxima entrega.
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