Continuamos con las poesías del libro “La Patria española”, del que ya hemos
comentado algo en anteriores artículos. En las páginas 71 a 73, hay unos versos
que son el sentir el pueblo aragonés, y que corren parejos con las jotas. Estos
versos, que algunos llaman cantares, están dedicados a lo más variopinto de
costumbres, motivos, tradiciones, etc. Tales cantares, como es de suponer, son
anónimos. Algunos de ellos dicen así:
“Si
fuera crío de teta,
m’echaría
a berrequear
hasta
que no me pasasen
por
la Virgen del Pilar.
Míala
que maja q’está
cuánta
flor y cuánta vela;
está
su altar a un ladico
y
la miran sólo a ella”.
Y
saliendo del templo de la Virgen del Pilar, salen las coplas de la calle:
“Matrimonio
que en la calle
paicen
gatos en enero,
si
los veis por dentro casa
paicen
el gato y el perro”.
Ahora
nos hablan las coplas dela procesión del Rosario:
“El
Rosario vio mi padre
en
los hombros de mi agüelo,
y
cuando yo tenga un chico,
en
los míos ha de verlo”.
Un
cantar dedicado a los labradores:
“Cuando
veas a un baturro
doblar
mucho el espinazo,
si
no es que cava u siega,
es
que es un baturro falso”.
Después
hay otra dedicada al Moncayo y al viento que sopla desde allí:
“El
Moncayo, cuando sopla,
sopla
mejor que otros veinte:
aragonés
que está solo
aún
se vuelve más valiente”.
Continuará.
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