Y con esta entrega terminamos.
Como ya saben, los políticos son fieles a sus
convicciones e ideales, aunque en muchos casos esto no es así, ya que lo que
priva es servirse de dichas convicciones e ideales para alcanzar la poltrona,
el momio, la sinecura, el privilegio, etc. Les importa un bledo, dos cominos y
tres dídimos el desmantelamiento de España. Lo que sí importa es la creación de
organismos, colectividades, identidades, empresas públicas, etc, para ocupar
puestos concedidos a dedo.
El ambiente político de los últimos tiempos ha cambiado
algo, ya que se ha pasado de aquel entusiasmo, frenesí y deliro multitudinario (“Cien
años de honradez” y “Montesquieu ha muerto” ¿Se acuerdan?), a cierta
indiferencia, oposición y crítica, aunque se manipulen y distorsionen verdades,
haciendo todo tipo de esfuerzos para que esos contratiempos no salgan a la luz.
Y para esto se valen de la retórica verbal, preñada de demagogia, filfa, logomaquia
y populismo, con el objeto de hacer “vibrar” al “pueblo soberano” y conseguir
su lealtad y sumisión.
Por otra parte, es poco menos que aberrante y absurdo
montar un sistema político como herramienta y utensilio para saciar codicias,
intereses y ambiciones de dominio, de mando y de autoridad, de ciertos
individuos, individuas e “individues”, como también es aberrante y absurdo el subyugar,
humillar y oprimir a los disidentes.
Las verdaderas personas meritorias, cabales, sensatas,
juiciosas, responsables, etc, con verdadera intención de servir desinteresada e
insobornablemente a la sociedad, tal parece que han desaparecido del mapa.
Ahora lo que sí hay son corrientes dictatoriales trasnochadas y decimonónicas,
que nada quieren saber con la libertad ya que, por mucho que digan lo
contrario, se rechaza el respeto y la reputación a quienes no estén de acuerdo
con lo “políticamente correcto”. La consecuencia que esto, y otras cosas, trae
está a la vista: complicación de la convivencia.
Una nación que no logre que sus mejores ciudadanos, es
decir, aquellas personas con más capacidad, con menos interés personal, que
sean paladines, guardianes y custodios y vigilantes del bien común y de otras
cosas, pues eso, si estas personas no tienen la sartén por el mango, esa nación
irá de capa caída y hacia el abismo.
Y terminamos exponiendo, perdón por el atrevimiento,
nuestros puntos de vista para paliar algo esta terrible situación en la que
estamos inmersos:
a).- Respetar las ideas y planteamientos políticos que
tengan respeto por la libertad.
b).- Rigor, sobriedad, nitidez y control del derroche
público.
c).- Prescindir de fastuosidades, pompas y bambollas públicas.
d).- Prescindir también de formulismos, protocolos y
rutinas inútiles y sin ningún provecho.
e).- Prescindir, asimismo, del enchufismo, de la
influencia, de la recomendación, etc, que lo único que generan son líderes de
laboratorio.
f).- Amparo y protección de los derechos de las
personas frente a hechos punibles y penales.
g).- Combatir sin descanso contra cualquier conato e intentona de corrupción.
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