Así se intitula el libro de George Orwell, que era el
seudónimo de Eric Arthur Blair, publicado por primera vez en 1938, cumpliéndose
este año de 2013 el 75 aniversario de su primera edición. La que tenemos
nosotros es de Editorial Seix Barral, S.A., 1985, 231 páginas.
Como decíamos en
el artículo anterior, en éste último veremos de quién partió la idea de los
cañones robados, así como algunos comentarios de la prensa extranjera.
Lo de los cañones
robados nos dice Orwell que fue una fábula inventada por Antonov Ovsenko, que
era el cónsul general de Rusia (página 169). Y sigue en la misma página:
“Como mínimo, él dio esta información a un conocido
periodista inglés , quien más tarde lo repitió de buena fe en un semanario.
Posteriormente, Antonov Ovsenko fue víctima de una ‘purga’.
Desde luego, lo cierto es que todas esas fábulas sobre
tanques, cañones y demás sólo se inventaron porque, de otro modo, resulta
difícil conciliar la magnitud de los combates de Barcelona con los escasos
efectivos del P.O.U.M.”.
En la página
siguiente, nos dice Orwell:
“Es imposible leer las informaciones de la prensa
comunista sin caer en la cuenta de que se dirigen conscientemente a un público
que ignora los hechos, y que no tiene más propósito que el de contribuir a
forjar prejuicios. De ahí, por ejemplo, afirmaciones como las de Mr. Pitcairn
en el ‘Daily Worker’ del 11 de mayo, asegurando que el ‘levantamiento’ fue sofocado por el Ejército Popular. El
objetivo es dar a los de fuera la impresión de que toda Cataluña formaba un
bloque compacto contra los ‘trotskistas’. Pero el Ejército Popular se mantuvo
neutral durante los combates; en Barcelona todo el mundo sabía esto, y resulta
difícil creer que Mr. Pitcairn lo ignorara. Están también las manipulaciones de
la prensa comunista con las cifras de muertos y heridos, con el objeto de
exagerar la magnitud de los desórdenes .
. .”
A continuación nos
cuenta Orwell el caso de otro periódico inglés, el ‘News Chronicle”, cuyo
corresponsal, Mr. John Langdon-Davies, se encontraba en Barcelona en aquellos
momentos, diciendo lo mismo que la prensa comunista: que había sido una
revuelta trotskista.
Y terminamos con
lo que se lee en la página 173 sobre acusar al P.O.U.M. de trotskista:
“Esta acusación se repitió mil veces en la prensa
comunista, especialmente a partir de comienzos de 1.937. Formaba parte de la
actitud que en todo el mundo adoptó el Partido Comunista oficial contra el ‘trotskismo’, del cual el
P.O.U.M. se suponía el representante en España. El ‘trotskismo’, según ‘Frente Rojo’ (el periódico comunista
de Valencia), ‘no es una doctrina política. El trotskismo es una organización
oficial capitalista, una banda de terroristas fascistas que se dedican al
crimen y al sabotaje contra el pueblo’. El P.O.U.M. era una organización
‘trotskista’ que estaba en connivencia con los fascistas y que formaba parte de
la ‘quinta columna de Franco’. Desde el principio, lo que llamaba la atención
es que no se aportó la menor prueba en apoyo de semejantes acusaciones; eran
afirmaciones que se hacían sin pruebas, pero con un gran aire de autoridad”.
En fin, lo de
siempre: mentira, engaño y odio por parte de los comunistas. Orwell así nos lo
confirma en esta magnífica obra.
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