viernes, 15 de septiembre de 2023

Poesía del Siglo de Oro, Los mejores romances de la lengua castellana y Rimas y Leyendas de Bécquer ( X V I I ).


 


Continuamos con los libros “Poesía española del Siglo de Oro”, Ediciones 29, Madrid 1990, 113 páginas; "Los mejores romances de la lengua castellana", Edicomunicación, S.A., 1999, 256 páginas, y “Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas y Leyendas”, Editorial EDIMAT LIBROS (Ediciones y Distribuciones Mateos), Madrid 1999, 317 páginas incluido “Índice”.

En la página 36 del primer libro hay la siguiente poesía de Fray Luis de León. Dice así:

“Al salir de la cárcel”

“Aquí la envidia y la mentira

me tuvieron encerrado.

Dichoso el humilde estado

del sabio que se retira

de aqueste mundo malvado,

y con pobre mesa y casa,

en el campo deleitoso

con sólo Dios se compasa,

y a solas la vida pasa,

ni envidiado ni envidioso”.

En las páginas 132, 133 y principios de la 134 del segundo libro, aparece lo siguiente:

“ROMANCE DE ESPINELO”

“Muy malo estaba Espinelo,

en una cama yacía,

los bancos eran de oro,

las tablas de plata fina,

los colchones en que duerme

eran de una holanda muy rica,

las sábanas que le cubren

en el agua no se vían,

a colcha que encimatiene

sembrada es de perlería;

a su cabecera tiene

Mataleona, su amiga;

con las plumas de un pavón

la su cara le resfría.

Estando en este solaz

tal demanda le hacía:

-Espinelo, mi Espinelo,

¡cómo naciste en buen día!

El día que tú naciste

la luna estaba crecida,

que ni punto le faltaba,

ni punto le fallecía.

Contásesme tú, Espinelo,

contásesme la tu vida.

-Yo te la diré, señora,

con amor y cortesía:

mi padre era de Francia,

mi madre de Lombardía;

mi padre, con su poder,

a toda Francia toda regía.

Mi madre, como señora,

una ley introducía:

que mujer que dos pariese

de un parto, y en un día,

que la den por alevosa

y la quemen por justicia,

o la echen por la mar

porque adulterado había.

Quiso Dios y mi ventura

que ella dos hijos paría

de un parto y en una hora,

que por deshonra tenía.

Fuérase a tomar consejo

con tan loca fantasía

a una cautiva mora,

sabia en nigromancía.

-¿Qué me aconsejas, tú, mora,

por salvar la honra mía?

Respondiérale: Señora,

yo de parecer sería,

que tomases a tu hijo,

el que te se antojaría,

y lo eches en la mar

en un arca de valía

bien embetunada toda,

mucho oro y joyería,

porque quien al niño hallase

de criarle se holgaría”.

Cayera la suerte a mí,

y en la gran mar me ponía,

la cual, estando muy brava,

arrebatado me había

y púsome en tierra firme

con el furor que traía,

a la sombra de una mata

que por nombre Espino había,

que por eso me pusieron

de Espinelo nombradía.

Marineros navegando

halláronme en aquel día;

lleváronme a presentar

al gran soldán de Suría.

El soldán no tiene hijos,

por su hijo me tenía;

el soldán agora es muerto.

Yo por el soldán regía”.

 

En la página 43 del tercer libro se leen las rimas X I X y X X de Bécquer. Dice la primera:

 

“Cuando sobre el pecho inclinas

la melancólica frente,

una azucena tronchada

me pareces.

Porque al darte la pureza

de que es símbolo celeste,

como a ella te hizo Dios

de oro y nieve”

 

La rima X X dice:

 

“Sabe, si alguna vez tus labios rojos

quema invisible atmósfera abrasada.

que el alma que hablar puede con los ojos

también puede besar con la mirada”

Continuará.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog