Como decíamos en la anterior
entrega, en ésta seguiremos viendo la persecución a muerte contra la religión,
que es uno de los principales objetivos del comunismo.
Como no podía ser de otra manera,
en los diarios guacamayos del régimen, tales como “Izvestia”, “Pravda” y
algunos más, aparecían artículos contra el Vaticano y la Santa Sede, diciendo
que Pío XI, a la sazón Papa, era un aliado de la tiranía burguesa y del
capitalismo y, por tanto, enemigo del proletariado. Como siempre, mentiras e
insultos. A dicho Papa le llamaban el Zar del Vaticano.
Ni qué decir tiene que cualquier
tipo de texto religioso estaba prohibido en aquel monstruoso sistema. Como ya
supondrán, la Biblia también estaba prohibida, siendo esta obra la primera
producida por Gutemberg. Si alguien se declaraba creyente de cualquier
religión, la temible GPU, después KGB, empleaba todo tipo de medios para
combatir a dichos creyentes: prisión, suplicios, deportaciones, trabajos
forzados y penas de muerte.
También hubo un tiempo en el que
la semana quedó reducida a cinco días, con el objeto de eliminar la celebración
del domingo.
En el año 1923, y con el objeto
de vejar a la Iglesia Católica, que el sistema no podía extirpar de la
población, se solicitó al gobierno que sacrificara un alto personaje de la
jerarquía católica, siendo elegido para esto el obispo de Petrogrado Monseñor
Budkiewicz. Fue llevado hasta Moscú y paseado por la ciudad en una grotesca
mascarada, encerrándolo a continuación en la cárcel. El Domingo de Ramos tuvo
lugar el simulacro del juicio, sentenciándolo a muerte. A las 10 horas del día
de Viernes Santo se le asesinaba a balazos. Ni qué decir tiene que de todas las
partes del mundo, a través de distintas organizaciones, como la Liga de los
Derechos Humanos, la Secretaría General de las Naciones, etc, pidieron a
Gueorgui Chicherin, a la sazón ministro de Asuntos Exteriores entre 1918 y
1930, clemencia. Ni caso les hizo.
En la próxima entrega
continuaremos con este tema de la implacable persecución religiosa en la
destartalada URSS
Continuará.
Fuente.- “El imperio soviético”, autor Dionisio R. Napal, Editorial Stella Maris, Buenos
Aires setiembre de 1932, páginas 114 a 117.
No hay comentarios:
Publicar un comentario