El título completo del libro es “El hombre nuevo soviético. De la utopía a la realidad”, autor
Michel Heller, Editorial Planeta S.A. 1985, 278 páginas incluido el Índice
Onomástico.
Como decíamos en la anterior entrega, en ésta y otras
sucesivas, veremos los capítulos intitulados “El trabajo”, páginas 111 a 136, y “La corrupción”, páginas 137 a 144. El Capítulo I I, “El trabajo”, página 111, comienza con un párrafo de la
constitución soviética: “El Estado
controla y fija la medida del trabajo y el consumo”. Sin comentarios. Sobre esto, se lee en la
página 113:
“El
‘control obrero’ desorganizó muy pronto y por completo el trabajo en las
fábricas, los talleres y las minas. Se explica con facilidad tal situación: los
trabajadores no estaban preparados para dirigir empresas. El nuevo poder
ignoraba, además, lo que significaba exactamente el ‘control de la producción’.
Sabía muy bien, eso sí, que los obreros debían ‘controlar’ o ‘dirigir’ en
nombre del Estado”.
Un poco más adelante, y sobre los sindicatos, se lee:
Uno
de los fundadores del movimiento sindical ruso, P.N. Kolokólnikov, escribió en
febrero de 1919: ‘Las organizaciones profesionales pierden cada vez más su
carácter combativo y se convierten en instituciones gubernamentales, organismos
económicos dispuestos a sustituir la defensa de los intereses de los obreros
que venden su fuerza de trabajo, por el respeto de los derechos del
Estado-patrón’ ”.
En la próxima entrega veremos cómo los obreros
quedaron totalmente decepcionados ante el nuevo Estado comunista.
Continuará.
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