Como ya hemos comentado en entradas anteriores, “Claridad” era un periódico socialista de aquella época republicana fundado en 1935. Pertenecía a la rama marxista del PSOE de Largo Caballero, no teniendo nada que ver con “El Socialista”, que era el representante de la rama de Indalecio Prieto. También había otro periódico importante, “Democracia”, impulsado por Julián Besteiro que, como recordarán, decía aquello de que los españoles caminaban “al desastre, a la ruina”, al ver los proyectos alucinantes de Largo Caballero.
Como decíamos en la anterior entrega, en el citado periódico “Claridad”, de fecha 31 de enero de 1936, se lee una carta de halago a Largo Caballero procedente de la URSS, firmada por varios comunistas españoles residentes allí. El elogio que se hace a Largo es poco menos que ridículo. Continuamos con la carta:
“Constantemente venimos viendo a estos intrusos de la política de clase
disfrazarse de revolucionarios. La última moda de este disfraz consiste en
declararse amigos de la Unión Soviética. Cuando lo dicen, ¿es que han llegado a
convencerse al fin de lo que no supieron ver en la época heroica de la
U.R.S.S.? No. Es que hoy, para ser enemigo de la Unión Soviética, en el campo
obrero, se necesita más valor que para ser su amigo. Los trabajadores la
consideramos como nuestra patria de clase, y quienes la ataquen serán
clasificados como nuestros enemigos. Convencidos centristas y reformistas de
esta verdad ostensible, de esta indiscutible realidad, no combaten abiertamente
a la U.R.S.S.: públicamente se pronuncian por ella, aunque en privado no se
cansen de decir – como han dicho algunos caracterizados líderes – que aquí no
hay nada que aprender, y consecuentes con tal criterio, sin sentir la menor
inquietud por lo que atrae y sugestiona hasta a los burgueses sin disfraz, se
van a estudiar la futura construcción del socialismo a su “meca”, a Bélgica, al
feudo del “patroncito”, como cariñosamente dicen que la llaman, según divulgaba
uno de sus apologistas.
No más farsas. Hay que hacer comprender a los trabajadores, Camarada Largo
Caballero, la verdad. Una verdad muy íntimamente relacionada con nuestra lucha
revolucionaria propia. El ser amigo y partidario de lo que aquí se hace no es
una frase, es una conducta, una posición política. Quienes no son partidarios
de la depuración del partido, quienes consideran poco menos que un insulto ser
llamaos bolcheviques y desatentada la aspiración de serlo, quien nada creen
tener que aprender en el único país donde se construye el Socialismo y lo
aprenden todo en los países capitalistas, no son revolucionarios ni amigos de
la U.R.S.S. La Unión Soviética es un régimen para cuya implantación y para cuya
obra constructiva revolucionaria hubo de forjarse precisamente un partido
limpio de todas las taras y abroquelado contra todas las claudicaciones que
llevan en su sangre los centristas y los reformistas de todos los países. Quien
diga que quiere la revolución y que es, por tanto partidario de la U.R.S.S. y
apetece un régimen semejante, es decir, el régimen de la dictadura del
proletariado, para España, y no se disponga a crear un instrumento
indispensable para la lucha, el partido del proletariado, un partido de clase
sin la menor amarra e colaboración con la burguesía ni con sus agentes, ni es
revolucionario ni auténtico amigo de la U.R.S.S., pues la revolución, la Unión
Soviética y la línea política bolchevique son indivisibles. Esta es la verdad;
lo demás vacua charlatanería”. ( I )
Como puede verse, demagogia, logomaquia, populismo y mentiras por doquier.
En la próxima entrega continuaremos con la carta de marras.
¿Figurará algo de esto en la “memoria democrática” de “Su Sanchidad” y de Sor
Yolanda?
( I ).- Fuente: “Los documentos de la primavera trágica. Análisis documental
de los antecedentes inmediatos del 18 de julio de 1936”, autor Ricardo de la Cierva, Editorial Secretaría General
Técnica, Madrid 1967, páginas 81 y 82.
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