Fútbol, capitalismo y Parlamento
Europeo
Volvemos otra vez al tema del
fútbol. Revolviendo entre nuestros papeles, encontramos una noticia
publicada en su día, que decía que un
joven jugador del Sporting de Gijón, Javier Poves Gómez, que a la sazón tenía
24 años, había decidido colgar las botas. Sus manifestaciones fueron
contundentes:
"El fútbol profesional es
sólo dinero y corrupción. Es capitalismo, y el capitalismo es muerte. No quiero
estar en un sistema que se basa en que la gente gana dinero gracias a la muerte
de otros". También dijo que “mi yo interior me impide seguir en esto”.
Cuando
cobró su primera nómina, se dirigió al club para decirle que no le pagasen sus
haberes por transferencia bancaria: “No quiero que se especule con mi dinero
ni un segundo. No pienso utilizar un banco".
La verdad es que es una verdadera
injusticia lo de este juego llamado fútbol que, como ya hemos dicho varias
veces, consiste en que 22 personas corran detrás de un kilogramo de aire
encerrado en un cuero, y por tales correrías cobren millones y millones de euros.
Como muestra de tal injusticia,
ahí tenemos el ejemplo de los jugadores de la selección española que, por
quedar campeones del mundo, cobraron la friolera de 600.000 € (100 millones de las antiguas pesetas) en
poco más de veinte días ¿Se acuerdan?
De lo que han cobrado dichos
jugadores, amén de las cantidades astronómicas que cobran en los clubs, no
tiene la culpa ni el capitalismo ni el sistema, señor Poves. La tienen los
millones y millones de personas de todo el mundo que acuden a los estadios. Podría
usted escribir una carta a los citados millones de personas para que dejasen de
ir al fútbol y destinasen ese dinero para paliar el hambre y la miseria del
mundo. Seguro que se solucionaría el problema.
También podría escribir otra carta
a los jeques y sultanes árabes, con fortunas incalculables, mansiones y coches
con carrocerías de oro, para paliar la citada miseria y hambre.
Bajando un poco el listón, también
podría escribir a determinados políticos y “artiscejos” poseedores también de
lujosas mansiones y cochazos.
En el supuesto de que usted
escribiese las citadas cartas, no iba a conseguir nada, como es obvio. La gente
seguiría yendo al fútbol, que se ha convertido, no en el opio del pueblo, sino
en la morfina, como ya hemos dicho varias veces también.
Por tanto, señor Poves, creemos
que debería usted seguir jugando al fútbol y destinar sus ganancias, o parte de
ellas, a paliar la citada miseria de muchos millones de personas.
De seguir en sus trece de no
querer jugar al fútbol, tiene otra alternativa: enrolarse en una de las muchas
asociaciones religiosas o laicas que, de forma totalmente desinteresada, se
dedican a cuidar enfermos y atenderlos.
Por otra parte, y como ya sabrán
también, en su día dos eurodiputados forofos del Barcelona, pertenecientes a
los partidos CIU e ICV, y que cobran varios miles de euros al mes a costa de
todos los españoles, han presentado ante el Parlamento Europeo quejas y
protestas por la agresión del jugador del Madrid, Pepé, contra otro del Barça,
Messi ¿Se acuerdan?
Es decir, a dos hinchas de un
equipo de fútbol con galones de eurodiputados,
les importa un comino, dos bledos y tres dídimos la crisis económica, el deterioro permanente de la
convivencia, el bajísimo nivel
educativo, los millones de parados, los problema de la Sanidad, etc, etc. Sólo
les preocupa, señor Poves, el kilogramo de aire encerrado en un cuero.
Escríbales también una carta a estos individuos.
Y para terminar, señor Poves,
permítanos darle un consejo: tenga cuidado no caer en la trampa de alguna
ideología que le pueda utilizar, sin que usted se dé cuenta, con fines
aparentemente justos y dignos, cuando en realidad lo que se persigue son fines
ideológicos.
Nota.- La foto es un estadio de
fútbol en China. También, señor Poves, podía escribir una carta a los
aficionados comunistas chinos.
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