viernes, 22 de septiembre de 2023

Jaleo, xaréu, balbordo, enrenou, zalaparta, . . .





Como sabrán, ya hemos comentado algo sobre el asunto de las lenguas en el Congreso en nuestro artículo “El desiderátum: la Torre de Babel en el Congreso”, insertado el día 8 de este mes. Vamos a seguir un poco con el tema.

Como ya saben, el uso del gallego, euskera y catalán ya es oficial en el Congreso, después de haber sido aprobado en presencia del presidente del Gobierno en funciones, mejor dicho, residente en funciones, con 180 votos a favor. Con esto, en el Congreso los diputados podrán hablar en estas tres lenguas, con lo que se requerirá varios traductores, que tendrán que ser políglotas, para traducir al euskera, al gallego y al español, lo dicho por un catalán, por ejemplo.

Pero hay una cosa curiosísima: se permitirá hablar en asturiano a los diputados que lo requieran, pero la traducción tendrá que ser hecha por ellos mismos, no por los traductores, con lo que obliga a estos diputados a ser también traductores, oiga, y aún más políglotas porque, como ya sabrán, hay seis clases de bable asturiano. Si por ejemplo un diputado asturiano habla de “orbayu”, tendrá que saber que en euskera se dice “sirimiri” o “chirimiri”, que es una llovizna suave, como también tendrá que saber cómo se dice en catalán.

No digamos ya si el tal diputado asturiano le diese por recitar una poesía, como la que adjuntamos continuación, que aparece en la página 40 del libro intitulado “El Caballu”, Edición Saltadera, 2016, 80 páginas, escrito por Francisco Bernaldo de Quirós y Benavides, padre del bisabuelo del abuelo del que estas líneas escribe. Este libro fue escrito a comienzos del siglo X V I I I. Hay quien sostiene que esta obra, un romance de 330 versos, fue la primera obra que se publicó en el dialecto asturiano.

Este romance cuenta la carta que el autor escribió a un pariente suyo, con el objeto de venderle un caballo para que lo exhibiese en los acontecimientos reales, llevando el pendón de la ciudad de Oviedo. Como si fuese un verdadero tratante, ensalza las características y cualidades del animal. El estilo de esta obra es irónico, viéndose muchas frases con doble sentido. La poesía dice así:

“Nin campera que non salle,

nin portiella que non blinque,

trabancu que non algame,

sucu que non apechugue,

fondigón que non reblague.

Si les ixargues i aguíen

parez que devana el aire

en un veloz frenetible”

Por tanto, señores traductores, lo primero que tienen ustedes que hacer es traducirlo a las seis clases de bable que hay en Asturias, y después a los idiomas “congresistas”.

Nota.- Como pueden ver, la palabra “non” aparece varias veces. En algunos sitios astures se dice “nun”.

¡Ah!, una cosa: si un diputado cuando habla dispone, por ejemplo, de 15 minutos, ¿de cuánto tiempo dispondrán estos “traductores” asturianos para traducir su discurso a las seis clases de asturiano, amén de hacerlo en español, gallego, catalán y vasco? ¿Se prolongará la sesión “congresística” horas y horas? ¡Vaya usted a saber! ¡Menudo jaleo se avecina!



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