Así se intitula el
libro de Vitali Shentelinski, editorial Galaxia Gutemberg, 2007, 589 páginas
incluido Índice.
El libro, como otros
que hemos comentado, es estremecedor. Se narra en él la persecución implacable
y asesinatos de literatos, intelectuales, escritores, artistas, etc, que
denunciaron el sistema comunista. También esto lo comentó Vitali en su otra
obra “Denuncia contra Sócrates”,
libro ya comentado en este blog con fecha 12 de febrero de este año 2017.
En la solapa del libro
de puede leer: “En 1988, en plena
perestroika, cuando el país pugnaba por abrirse a la democracia, Shentalinski
presionó a la Organización de Escritores, a la opinión pública y a los
gerifaltes del Partido para formar una comisión que pudiera sacar a la luz
pública la verdad sobre el incierto destino de los intelectuales rusos
represaliados, cuya historia permanecía oculta en los archivos de la Lubianka.
Fue así el primero en abrir los archivos literarios del KGB y en rescatar
valiosos manuscritos y documentos relacionados con la vida de notables
escritores rusos como Mandelshtam, Berdiáiev, Platónov, Tsvietáieva, Ajmátova o
Pasternak”.
Dice Vitali
refiriéndose a la “perestroika” que “aquel
periodo fue un reto histórico para nuestra sociedad. Se trataba de buscar
nuevas fórmulas de vivir la vida y de reconocernos. Nuestro pasado en muchos
aspectos estaba secuestrado, robado o falsificado Y necesitábamos saber de
dónde veníamos. Me interesaba en particular el estudio de la historia de los
escritores porque constituyen la conciencia del pueblo ruso".
En los casi 75 años
que duró el régimen soviético, 3.000 escritores fueron represaliados, enviados
a campos de concentración unos y otros ejecutados. Además de los citados
anteriormente, cabe destacar otros escritores tales como Serguéi Efrón, Leonid
Kanneguíser, Yesenin, Kuzmín, etc, que fueron vilmente asesinados por el “hombre que más amamos”, es decir,
Stalin, por el que el carnicero de Paracuellos tenía un “gran amor”, y que algún que otro pedante infumable marxista
defendió en un “periodiquín” que traga todo lo que se le eche.
En los citados
archivos de la KGB, se encontraron listas de los escritores ejecutados con la
firma de Stalin.
Vitali Shentalinski
nació en 1939 en Siberia, pasó su infancia en un pueblo tártaro y se trasladó a
Moscú para estudiar periodismo. Después de unos años trabajando en la estación
polar de un isla en los confines del planeta, donde participó en cinco
expediciones al Ártico, desarrollo durante muchos años una importante labor
como editor de radio y televisión en diversos medios de comunicación soviéticos
Este libro, junto con
otros que ya hemos comentado y que se han editado después de la apertura
parcial de los archivos de la KGB soviética, denuncia todo el terror y el
horror del sistema comunista. Por poner un ejemplo, en la página 265 se lee:
“Generalmente, en vísperas de la ejecución sacan a los
condenados de las celdas de la Checa y les explican que los trasladarán a otro
recinto o bien los pondrán en libertad, pero en lugar de ellos, los llevan a
una enorme celda para recién llegados.
Durante las 36 horas que pasan allí metidos, los arrestados no reciben ni agua
ni comida. . . Durante ese día y medio nadie pasa a ver s los detenidos, no les
dejan salir ni siquiera para hacer sus necesidades. Hombres y mujeres comparten
el mismo espacio. En 1.921, en los días de los fusilamientos masivos, los
condenados se hacinaban en la habitación”.
En fin, a pesar de
todo lo expuesto anteriormente, aún siguen existiendo personas que tienen una
veneración cerril y fanática por tal sistema. Pero visitan al Papa, oiga.
Como siempre decimos,
libro recomendado para los “historieteros” de salón.
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