Como ya hemos dicho varias veces, por motivo de ciertos artículos que insertamos en
nuestro blog, recibimos todo tipo de críticas, mejor dicho, de insultos,
propios de gente con una calígine mental característica de los primeros
pitecántropos y australopitecus.
En el momento que se comenta algo sobre la Patria o
sobre su Unidad, salen a la palestra los hoplitas de siempre, sectarios unos e
ignorantes otros, además de folicularios y loquinarios que, amparados en los “mass-media” de lo
políticamente correcto, empiezan a
soltar todo tipo de paparruchas y pleonasmos para atacar al “disidente”, y de
paso encandilar al “pueblo soberano”.
Un de los artículos por el que más nos insultaron, fue
el de “Los antiespañoles”, insertado ayer
día 11 de este mes de setiembre. Como habrán leído, hacíamos una crítica de la
Institución Libre de Enseñanza, así como del “Sócrates español” Francisco Giner
de los Ríos, y claro, dichos hoplitas no lo toleraron.
Da la sensación de que estos hoplitas progresistas,
como siempre, parece que no leen, o que no comprenden lo que leen. Pueden
suceder las dos cosas.
Lo primero que tendrían que saber es que tal
Institución apenas actuó en aquellos tiempos. Sin embargo, los que sí actuaban
eran sus miembros, que eran enchufados en los sitios e instituciones públicas,
con lo que el control era enorme. Algunos de ellos llegaron a ser ministros. Conviene
decir que dicha Institución era un colegio privado, cuyos educandos recibían
las clases basadas en sistemas de enseñanza extranjeros.
También conviene recordar que esta Institución fue fundada por catedráticos que nada querían
saber de la Universidad por varios motivos, siendo los principales su anticlericalismo
y su odio a la religión.
En cuanto al tema que nos ocupa, la Patria, con su
Historia en todos los aspectos, la negaban y la pisoteaban “argumentando” que dicha Historia era propia
de épocas inquisitoriales, que no habían hecho más que traer la incultura y el
atraso a nuestra Patria. Por tanto, obviamente, había que separar la cultura de
la religión, inculcando un laicismo y un sentido antirreligioso a todo el
acontecer de aquella España.
Ni qué decir tiene que los privilegiados que cursaban
los estudios en esta Institución, ésta los iba colocando estratégicamente, y de
forma poco correcta, en sitios influyentes.
Hay un libro muy interesante sobre este tema
intitulado “Los intelectuales y la
tragedia española”, escrito por el psiquiatra, escritor y catedrático D.
Enrique Suñer Ordóñez (1878-1941), Editorial Española, S.A, San Sebastián,
1938, 175 páginas, en el que se ve,
entre otras cosas, el proceder de aquella Institución “para el reclutamiento del profesorado (refiriéndose a Negrín), personaje desconocido en nuestro país hasta
que la Guerra Europea lo arrojó sobre las costas peninsulares, para fatalidad
de nuestros intereses”.
En la página 75 nos dice el autor que por “ . . .el mero hecho de no sumarme a la campaña desencadenada por
el profesorado masón, marxista y loco contra lo representado por Primo de
Rivera, bastó para considerarme en entredicho y merecer la excomunión de los
pontífices de la extrema izquierda intelectual”.
Como siempre decimos, recomendamos a estos
hoplitas que lean, pero claro, oiga, pedir esto es como “pedir peras al horno”,
que diría un votante socialista.
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