El título completo del
libro es “Conexión Habana. Una peligrosa
infiltración en las mafias cubanas”, escrito por Santiago Botello y
Mauricio Angulo, Ediciones Temas de Hoy, S.A., 2.005, 302 páginas.
El libro cuenta cómo los
autores, cámara en mano, se infiltraron en los clanes mafiosos del narcotráfico
cubano. Después de realizar durante un año en España indagaciones sobre el
asunto, dichos autores se desplazaron a La Habana, con el respaldo y aval de un
jefe de narcos españoles. Una vez allí, entraron en contacto con una
organización criminal de la capital Cubana, que confió plenamente en ellos,
realizando a escondidas, obviamente, grabaciones con cámara oculta.
Estas investigaciones y
grabaciones demuestran la implicación de Fidel Castro con el narcotráfico.
También se comenta en este libro las detenciones arbitrarias e ilegales,
torturas y ejecuciones del régimen para tratar de ocultar la verdad.
También nos cuentan la
obsesiva seguridad que se ve por todos los sitios, ya sean estaciones,
aeropuertos, edificios, hoteles, calles, etc, para proteger la vida de Fidel
Castro. Se conoce que tiene miedo.
En la página 276, los
autores comentan sobre la cadena o cadenas del narcotráfico, y se lee:
“La cadena, además, la integran los colaboradores
que lavan el dinero y manejan las inversiones lícitas, más conocidos como
testaferros; ; contables, abogados, contrabandistas, pilotos, asesores
financieros, y, por último, el grupo de escoltas especializados y sicarios
reclutados de la delincuencia común, que se encargan de ejecutar labores de
convencimiento, control interno y ajuste de cuentas. Hoy en día, en Cuba, es
fácil ver a chavales de dieciséis y diecisiete años haciendo este tipo de
trabajo. Saben que metiéndose a trabajar con la mafia se aseguran un futuro que
en otro trabajo no tienen, y todos van con la esperanza de llegar algún día a
ser un gran capo”.
En la misma página se
habla de lo que se paga por la cocaína. Mientras el kilo se vende en 1.500 €, “en Miami ese mismo kilo se coloca en 10.000 €. En Nueva York en
15.000, y en Europa, en 25.000”.
Y terminamos con lo que
se lee en la página 273, que refleja muy bien un aspecto del régimen
totalitario comunista:
“Por la mañana apareció una mujer apuñalada en la
calle. Era una mulata bellísima y alta, con una falda negra muy corta y una
blusa y un ajustador blancos empapados en sangre. Estaba tirada sobre la acera
y había mucha sangre a su alrededor. La gente decía que engañaba al marido con
otros hombres. Fue tanto que el tipo no pudo más y la tasajeó. Por el reguero
de sangre se veía que le fue arriba con mucho odio. Tenía en la cara una
expresión terrible de dolor, y los labios y la nariz rotos a golpes, deformados,
con sangre coagulada.
Esto es un simple crimen pasional. Como en
cualquier lugar. Pero aquí no se publica en la prensa porque hace treinta y
cinco años que no conviene hablar de
nada desagradable ni preocupante en los periódicos. Todo debe estar
bien. Una sociedad modelo no puede tener crímenes ni cosas feas.
Pero lo cierto es que hay que saber. Si no tienes
toda la información no puedes pensar, ni decidir, ni opinar. Te conviertes en
un tonto capaz de creer cualquier cosa”.
Como siempre decimos,
libro recomendado para los que dicen que “Cuba
es el modelo referencial”.
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