Seguimos con el tema para complacer a varios lectores.
Como
ya saben, el miembro de “En Comú Podem”, el comunista catalán Xavier Doménech,
recordó en su día unas palabras pronunciadas por Manuel Azaña en julio de 1931:
“Nuestro lema no puede ser más que el de
la libertad para todos los hispánicos, y si alguno no quiere estar en el solar
común, que no esté”
El
mismo Azaña, un año antes de proclamarse la República, concretamente en marzo
de 1930, con motivo de un viaje que hizo a Barcelona, decía lo siguiente:
“Si algún día dominará en Cataluña otra
voluntad y resolviera remar ella sola su navío, sería justo el permitirlo y
nuestro deber consistiría en dejaros en paz y desearos buena suerte, hasta que
cicatrizada la herida, pudiéramos establecer al menos relaciones de buenos
vecinos”.
Por otra parte, y como ya sabrán, Azaña fue un
auténtico defensor del Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1932, porque creía
inocentemente que así se conseguiría el buen entendimiento y la convivencia
entre los españoles.
Sin embargo, poco tiempo después se cayó de la burra,
cuando en octubre de 1934 Companys proclamó la independencia de Cataluña,
atribuyendo el fracaso de la República a las “deslealtades de los nacionalistas catalanes y vascos”.
La Generalidad catalana, una vez estallada la Guerra
Civil, creó su propio programa revolucionario, rompiendo todos los lazos y
vínculos con la República, lo que trajo que comunistas y anarquistas se mataran
entre ellos. (Esto, y otras cosas más, se pueden ver en nuestros artículos
sobre el libro de George Orwell “Homenaje
a Cataluña”, insertados en este blog con fechas 31 de agosto a 5 de
septiembre de este año 2023).
Y
para remachar el clavo, transcribimos un párrafo del libro “La velada de Benicarló”, autor Manuel Azaña, primera edición por
la editorial Reino de Cordelia, 2011, aunque se dice en esta obra “Primera
edición publicada en Buenos Aires por la editorial Losada, en 1939”. El libro
consta de 246 páginas, y lo tenemos comentado en este blog con fechas 29 de
abril, y 1 y 4 de mayo de 2017.
En las páginas 126 y 127:
“¿Dónde está la
solidaridad nacional? No se ha visto por parte alguna. La casa comenzó a arder
por el tejado, y los vecinos, en lugar de acudir todos a apagar el fuego, se
han dedicado a saquearse los unos a los otros y a llevarse cada cual lo que
podía. Una de las cosas más miserables de estos sucesos ha sido la disociación
general, el asalto al Estado, y la disputa por sus despojos. Clase contra
clase, partido contra partido, región contra región, regiones contra el Estado.
El cabilismo (1) racial de los hispanos ha estallado con más fuerza que la
rebelión misma, con tanta fuerza que, durante muchos meses, no los ha dejado
tener miedo de los rebeldes y se han empleado en saciar ansias reprimidas. Un
instinto de rapacidad egoísta se ha sublevado, agarrando lo que tenía más a
mano, si representaba o prometía algún valor económico o político o simplemente
de ostentación y aparato. Las patrullas que abren un piso y se llevan los
muebles no son de distinta calaña que los secuestradores de empresas o
incautadores de teatros y cines o usurpadores de funciones del Estado. Apetito
rapaz, guarnecido a veces de la irritante petulancia de creerse en posesión de
mejores luces, de mayor pericia, o de méritos hasta ahora desconocidos. Cada
cual ha querido llevarse la mayor parte del queso, de un queso que tiene entre
sus dientes el zorro enemigo. Cuando empezó la guerra, cada ciudad, cada
provincia quiso hacer su guerra particular. Barcelona quiso conquistar las
Baleares y Aragón, para formar con la gloria de la conquista, como si operase
sobre territorio extranjero, la gran Cataluña. Vasconia quería conquistar
Navarra; Oviedo, León. Málaga y Almería quisieron conquistar Granada. Valencia,
Teruel, Cartagena, Córdoba. Y así otros. Los diputados iban al Ministerio de la
Guerra a pedir un avión para su distrito, "que estaba muy
abandonado", como antes pedían una estafeta o una escuela. ¡Y a veces se
lo daban! En el fondo, provincianismo fatuo, ignorancia, frivolidad de mente
española, sin excluir en ciertos casos doblez, codicia, deslealtad, cobarde
altanería delante del Estado inerme, inconsciencia, traición. La Generalidad se
ha alzado con todo. El improvisado Gobierno vasco hace política internacional.
En Valencia, comistrajos y enjuagues de todos conocidos partearon un gobiernito.
En Aragón surge otro, y en Santander, con Ministro de Asuntos Exteriores y
todo... ¡Pues si es en el ejército! Nadie quería rehacerlo, excepto unas
cuantas personas, que no fueron oídas. Cada partido, cada provincia, cada
sindical, ha querido tener su ejército”.
De esto que hemos visto, y de lo que veremos en la
próxima y última entrega, los líderes “podemitas”, y otros
“internacionalistas”, no dicen ni mu.
(1).-
Aunque esta palabra no figura en el Diccionario de la RAE, Ortega y
Gasset también la empleaba en aquellos tiempos cuando decía que los fenómenos
sociales en los que no hay individuos con pensamientos y convicciones propias,
eran un “cabilismo", llamándolos
también "banderías".
Continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario