jueves, 19 de octubre de 2023

Y seguimos con “Catalunya” ( I I )


 

Seguimos con el tema para complacer a varios lectores.

Como ya saben, el miembro de “En Comú Podem”, el comunista catalán Xavier Doménech, recordó en su día unas palabras pronunciadas por Manuel Azaña en julio de 1931:

“Nuestro lema no puede ser más que el de la libertad para todos los hispánicos, y si alguno no quiere estar en el solar común, que no esté”

El mismo Azaña, un año antes de proclamarse la República, concretamente en marzo de 1930, con motivo de un viaje que hizo a Barcelona, decía lo siguiente:

“Si algún día dominará en Cataluña otra voluntad y resolviera remar ella sola su navío, sería justo el permitirlo y nuestro deber consistiría en dejaros en paz y desearos buena suerte, hasta que cicatrizada la herida, pudiéramos establecer al menos relaciones de buenos vecinos”.

Por otra parte, y como ya sabrán, Azaña fue un auténtico defensor del Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1932, porque creía inocentemente que así se conseguiría el buen entendimiento y la convivencia entre los españoles.

Sin embargo, poco tiempo después se cayó de la burra, cuando en octubre de 1934 Companys proclamó la independencia de Cataluña, atribuyendo el fracaso de la República a las “deslealtades de los nacionalistas catalanes y vascos”.

La Generalidad catalana, una vez estallada la Guerra Civil, creó su propio programa revolucionario, rompiendo todos los lazos y vínculos con la República, lo que trajo que comunistas y anarquistas se mataran entre ellos. (Esto, y otras cosas más, se pueden ver en nuestros artículos sobre el libro de George Orwell “Homenaje a Cataluña”, insertados en este blog con fechas 31 de agosto a 5 de septiembre de este año 2023).

Y para remachar el clavo, transcribimos un párrafo del libro “La velada de Benicarló”, autor Manuel Azaña, primera edición por la editorial Reino de Cordelia, 2011, aunque se dice en esta obra “Primera edición publicada en Buenos Aires por la editorial Losada, en 1939”. El libro consta de 246 páginas, y lo tenemos comentado en este blog con fechas 29 de abril, y 1 y 4 de mayo de 2017.

 En las páginas 126 y 127:

 “¿Dónde está la solidaridad nacional? No se ha visto por parte alguna. La casa comenzó a arder por el tejado, y los vecinos, en lugar de acudir todos a apagar el fuego, se han dedicado a saquearse los unos a los otros y a llevarse cada cual lo que podía. Una de las cosas más miserables de estos sucesos ha sido la disociación general, el asalto al Estado, y la disputa por sus despojos. Clase contra clase, partido contra partido, región contra región, regiones contra el Estado. El cabilismo (1) racial de los hispanos ha estallado con más fuerza que la rebelión misma, con tanta fuerza que, durante muchos meses, no los ha dejado tener miedo de los rebeldes y se han empleado en saciar ansias reprimidas. Un instinto de rapacidad egoísta se ha sublevado, agarrando lo que tenía más a mano, si representaba o prometía algún valor económico o político o simplemente de ostentación y aparato. Las patrullas que abren un piso y se llevan los muebles no son de distinta calaña que los secuestradores de empresas o incautadores de teatros y cines o usurpadores de funciones del Estado. Apetito rapaz, guarnecido a veces de la irritante petulancia de creerse en posesión de mejores luces, de mayor pericia, o de méritos hasta ahora desconocidos. Cada cual ha querido llevarse la mayor parte del queso, de un queso que tiene entre sus dientes el zorro enemigo. Cuando empezó la guerra, cada ciudad, cada provincia quiso hacer su guerra particular. Barcelona quiso conquistar las Baleares y Aragón, para formar con la gloria de la conquista, como si operase sobre territorio extranjero, la gran Cataluña. Vasconia quería conquistar Navarra; Oviedo, León. Málaga y Almería quisieron conquistar Granada. Valencia, Teruel, Cartagena, Córdoba. Y así otros. Los diputados iban al Ministerio de la Guerra a pedir un avión para su distrito, "que estaba muy abandonado", como antes pedían una estafeta o una escuela. ¡Y a veces se lo daban! En el fondo, provincianismo fatuo, ignorancia, frivolidad de mente española, sin excluir en ciertos casos doblez, codicia, deslealtad, cobarde altanería delante del Estado inerme, inconsciencia, traición. La Generalidad se ha alzado con todo. El improvisado Gobierno vasco hace política internacional. En Valencia, comistrajos y enjuagues de todos conocidos partearon un gobiernito. En Aragón surge otro, y en Santander, con Ministro de Asuntos Exteriores y todo... ¡Pues si es en el ejército! Nadie quería rehacerlo, excepto unas cuantas personas, que no fueron oídas. Cada partido, cada provincia, cada sindical, ha querido tener su ejército”.

 De esto que hemos visto, y de lo que veremos en la próxima y última entrega, los líderes “podemitas”, y otros “internacionalistas”, no dicen ni mu.

 (1).- Aunque esta palabra no figura en el Diccionario de la RAE, Ortega y Gasset también la empleaba en aquellos tiempos cuando decía que los fenómenos sociales en los que no hay individuos con pensamientos y convicciones propias, eran un  “cabilismo", llamándolos también "banderías".

 Continuará.



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