Como ya saben, vender humo es una expresión que indica
el hacer creer a la gente que se obtendrán grandes y mejores beneficios, por
medio de promesas sobre algunos asuntos, promesas que no se podrán cumplir. Los
“idiotas útiles” están para algo, oiga. Vamos a recuperar un poco la “memoria”
de esta expresión.
Tuvo su origen hace casi 1800 años en tiempos del
emperador romano Marco Aurelio Severo Alejandro que, curiosamente, respetaba a
los cristianos. Había un sujeto llamado Vetronio Torino que se hacía pasar por
amigo del emperador. Con esta circunstancia, si alguna persona tenía algún
problema, él le decía que se lo solucionaría, previo pago de unos denarios, ya
que su amistad con Marco Aurelio para algo estaba.
Como no podía ser de otra manera, el emperador se
enteró del asunto de Torino, y para capturarlo envió unos aparentes clientes, a
los que el citado Torino trató de engañar como lo había hecho siempre con otras
personas. El caso es que fue descubierto por los aparentes clientes de marras,
siendo condenado a muerte por “venditio fume”, “vender humo”.
Dicho lo anterior, el plan de “Su Sanchidad” y de Sor
Yolanda con el objeto, entre otras cosas, de trabajar menos, pero cobrando lo
mismo, ¿no será vender humo para ocultar sus arreglos y pactos con los
separatistas?
Esto de cobrar lo mismo trabajando menos, nos traerá
la ruina y la miseria, ya que las empresas tendrán que subir los precios de los
productos para no desaparecer. Pero, claro, oiga, estos politicastros que
tenemos no tienen ni pajolera idea de lo que es una empresa. Sí saben ganar
dinero a manos llenas y vivir a la gran Dumond en suntuosas mansiones de
cientos de metros cuadrados, con piscinas y demás.
Y terminamos con una simpática composición de nuestros
tiempos de juventud:
Pasó
el coche muy deprisa.
Pasó
el coche como el viento.
Antes
los burros tiraban,
ahora
van dentro.
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