sábado, 28 de octubre de 2023

El páramo cultural.


 

Ya hemos escrito varias en este blog sobre la mentira vertida por la izquierda en general, y por los comunistas en particular, comentando el “páramo cultural” durante el gobierno de Franco. La verdad es que tal páramo cultural existía, y existe, en los países gobernados por dichos comunistas. Allí sólo existe y se publica lo que el gobierno ordena y manda. Esto se puede comprobar actualmente en Cuba, en Venezuela, en Corea del Norte, y en varios sitios más, y en otros tiempos en la destartalada URSS.

El mito comunista de que los intelectuales se habían ido al exilio porque no quería saber nada del régimen de Franco, está muy extendido, lo mismo que el regreso de alguno de dichos intelectuales y que después colaborarían con el “fascismo”, o también que parte de esos intelectuales se instalaron en España, pero escondidos y refugiados en un exilio interno. Todo mentira.

 Por aquellos años, escribían los Gregorio Marañón, Azorín, Eugenio d’Ors, Ramón Gómez de la Serna, Vicente Aleixandre (que sería Premio Nóbel), Álvaro Cunqueiro, Gonzalo Torrente Ballester, Julián Marías y un larguísimo etc. Lo que molesta es que intelectuales de la talla de Ortega y Gasset, del citado Gregorio Marañón, de Menéndez Pidal, de Pérez de Ayala y varios más, regresasen a España desde su exilio, emigración o como quieran ustedes llamarlo. Otros, como Severo Ochoa, Francisco Ayala o Jorge Guillén, también regresaron.

 También molesta mucho que los citados Marañón, Pérez de Ayala y Ortega y Gasset, hayan sido los padres espirituales de la verdadera República, quedando decepcionados posteriormente de ésta. Son notorias, pero no públicas, las cartas que se intercambiaron estos tres intelectuales en el exilio criticando aquella república y a sus jefes.

 Vamos a comentar un dato curioso que refleja lo que era aquella “república”. A los tres días de comenzar la Guerra Civil, encontrándose Ortega enfermo en su domicilio, se presentó un grupo de comunistas que, pistola en mano, le obligaron a firmar un manifiesto contra el Alzamiento y a favor del gobierno de la República. En un principio se negó a recibirlos. Después de una conversación muy desagradable entre estos sujetos y una hija de Ortega, ésta consiguió que cambiasen el texto. Entonces fueron recibidos por el filósofo, firmando dicho manifiesto. También lo firmaron los mentados Marañón y Pérez de Ayala.


Sobre este asunto, nos cuenta Ortega en su obra “La rebelión de las masas”, Editorial  Planeta-De Agostini, 1984, 291 páginas incluido Índice, en el apartado intitulado “En cuanto al pacifismo”, páginas 204 a  234, escrito en París en 1937, lo siguiente:


“Mientras en Madrid los comunistas y sus afines obligaban a escritores y profesores, bajo las más graves amenazas, a  firmar manifiestos, a hablar por radio, etc, cómodamente sentados en sus despachos o en sus clubs, exentos de toda presión, algunos de los principales escritores ingleses firmaban otro manifiesto donde se garantizaba que esos comunistas y sus afines eran los defensores de la libertad. Evitemos los aspavientos y las frases, pero déjeseme invitar al lector inglés a que imagine cuál pudo ser mi primer movimiento ante hecho semejante, que oscila entre lo grotesco y lo trágico”.

 Por otra parte, Pérez de Ayala, que había sido embajador de la República en Londres, nos dice en “Tributo a Inglaterra”, Ediciones Aguilar, Madrid 1963, página 262, lo siguiente:

 “El futuro de España- La causa Nacionalista: Estoy enteramente de acuerdo… con las declaraciones… del portavoz del general Franco... El respeto y el amor por la verdad moral me empujan a confesar que la República Española ha constituido un fracaso trágico… cierto que ya no hay republicanos en uno u otro lado... Me enorgullece y honra tener mis dos hijos sirviendo como simples soldados en la primera línea del ejército nacional”.

 ¡Ya quisiesen los tiempos actuales tener el elenco de intelectuales de aquella época! Ahora sí que hay páramo cultural.

 Nota.- En imagen Antonio Machado, Gregorio Marañón, Ortega y Gasset y Pérez de Ayala, que impulsaron la Agrupación al Servicio de la República.



 

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