Ya hemos escrito varias en este blog sobre la mentira vertida por la
izquierda en general, y por los comunistas en particular, comentando el “páramo
cultural” durante el gobierno de Franco. La verdad es que tal páramo cultural
existía, y existe, en los países gobernados por dichos comunistas. Allí sólo
existe y se publica lo que el gobierno ordena y manda. Esto se puede comprobar
actualmente en Cuba, en Venezuela, en Corea del Norte, y en varios sitios más,
y en otros tiempos en la destartalada URSS.
El mito comunista de que los intelectuales se habían ido al exilio porque
no quería saber nada del régimen de Franco, está muy extendido, lo mismo que el
regreso de alguno de dichos intelectuales y que después colaborarían con el
“fascismo”, o también que parte de esos intelectuales se instalaron en España,
pero escondidos y refugiados en un exilio interno. Todo mentira.
Por aquellos años, escribían los Gregorio Marañón, Azorín, Eugenio d’Ors,
Ramón Gómez de la Serna, Vicente Aleixandre (que sería Premio Nóbel), Álvaro
Cunqueiro, Gonzalo Torrente Ballester, Julián Marías y un larguísimo etc. Lo
que molesta es que intelectuales de la talla de Ortega y Gasset, del citado
Gregorio Marañón, de Menéndez Pidal, de Pérez de Ayala y varios más, regresasen
a España desde su exilio, emigración o como quieran ustedes llamarlo. Otros,
como Severo Ochoa, Francisco Ayala o Jorge Guillén, también regresaron.
También molesta mucho que los citados Marañón, Pérez de Ayala y Ortega y
Gasset, hayan sido los padres espirituales de la verdadera República, quedando
decepcionados posteriormente de ésta. Son notorias, pero no públicas, las
cartas que se intercambiaron estos tres intelectuales en el exilio criticando
aquella república y a sus jefes.
Vamos
a comentar un dato curioso que refleja lo que era aquella “república”. A los tres días de comenzar la Guerra
Civil, encontrándose Ortega enfermo en su domicilio, se presentó un grupo de
comunistas que, pistola en mano, le obligaron a firmar un manifiesto
contra el Alzamiento y a favor del gobierno de la República. En un principio se
negó a recibirlos. Después de una conversación muy desagradable entre estos
sujetos y una hija de Ortega, ésta consiguió que cambiasen el texto. Entonces
fueron recibidos por el filósofo, firmando dicho manifiesto. También lo
firmaron los mentados Marañón y Pérez de Ayala.
Sobre este asunto, nos cuenta Ortega en su obra “La rebelión de las
masas”, Editorial Planeta-De Agostini, 1984, 291 páginas incluido
Índice, en el apartado intitulado “En cuanto al pacifismo”, páginas
204 a 234, escrito en París en 1937, lo siguiente:
“Mientras en Madrid los comunistas y sus afines obligaban a escritores y
profesores, bajo las más graves amenazas, a firmar manifiestos, a hablar por
radio, etc, cómodamente sentados en sus despachos o en sus clubs, exentos de
toda presión, algunos de los principales escritores ingleses firmaban otro
manifiesto donde se garantizaba que esos comunistas y sus afines eran los
defensores de la libertad. Evitemos los aspavientos y las frases, pero déjeseme
invitar al lector inglés a que imagine cuál pudo ser mi primer movimiento ante
hecho semejante, que oscila entre lo grotesco y lo trágico”.
Por otra parte, Pérez de Ayala, que había sido
embajador de la República en Londres, nos dice en “Tributo a Inglaterra”,
Ediciones Aguilar, Madrid 1963, página 262, lo siguiente:
“El futuro de España- La causa
Nacionalista: Estoy enteramente de acuerdo… con las declaraciones… del portavoz
del general Franco... El respeto y el amor por la verdad moral me empujan a
confesar que la República Española ha constituido un fracaso trágico… cierto
que ya no hay republicanos en uno u otro lado... Me enorgullece y honra tener
mis dos hijos sirviendo como simples soldados en la primera línea del ejército
nacional”.
¡Ya quisiesen los tiempos actuales tener el elenco de
intelectuales de aquella época! Ahora sí que hay páramo cultural.
Nota.- En imagen Antonio Machado, Gregorio Marañón, Ortega y Gasset y
Pérez de Ayala, que impulsaron la Agrupación al Servicio de la República.
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