Hay que recuperar la “memoria
democrática”, oiga. Vamos a ello.
El siguiente romance fue repartido en España en los primeros años de aquello que se llamó Transición. Figura en la página 233 del libro “¡Hasta nunca Juan Carlos! Perjurio, homicidio, felonía y corrupción”, autor Manuel Galiana Ros, Ediciones Esparta 2013, 237 páginas, libro que comentaremos próximamente. También comentaremos próximamente “Bastardos y Borbones. Los hijos secretos de la dinastía”, autor José María Zavala, Editorial Debolsillo, 2012, 527 páginas incluido Índice
“Romance del rey felón
¡Ay qué pena! ¡Ay qué felón!
Te regalaron
un trono
y no has sabido guardarlo....
para
limpias manos era
y
tu... ensuciaste tus manos
puestas en el Evangelio.
¡Cristo te
estaba mirando!
Tu,
sin vacilar, juraste
y estabas jurando en vano
"Que
me lo demande un día
si
a este juramento falto"...
Te lo demandará muy pronto
si con Dios
estás jugando
y esa Corona
de España
verás enlodada en barro,
que con el cetro y la cruz
no hay quien juegue rey villano.
Que no eres rey cristiano
si faltas a tu palabra
en un juramento santo.
No fue "palabra de rey"
como cumple a un soberano
ni siquiera la guardaste
con
nobleza de soldado.
Ni tampoco en tu moneda
pusiste
la orla de antaño
"REY POR LA GRACIA DE DIOS"
¡y por eso
faltándote está!
y
al que le falta su Gracia
lo suele pagar muy caro...
La indignidad no se cubre
ni aunque sea real el manto
que más la nobleza obliga
al que se encuentra más alto.
¡Ay qué
felón! ¡Ay qué pena!
qué sucias están tus manos
cómo pudiste estrecharlas
con el vil criminal gusano
que luchó contra tu
Patria
que asesinó a tus
hermanos
que tuvo que abrir el puño
¡tantas veces
levantado!
para
juntar esos dedos
a
sus caídos recuerdo
y toda su
lealtad a la ley
No laves aquí esa sangre
que dejaron en tus manos
no hay bastante agua en España
ni en el Ebro, ni en el Tajo
ni todos sus ríos juntos
para limpiar ese fango.
La monarquía que
ostentas
es un tesoro robado
ese trono te lo dio un pueblo
a cambio de lo pactado,
un pacto entre caballeros
no entre un pueblo y un villano.
Y vas engañando al
pueblo
vas
apropiándote aplausos.
El trono que has
usurpado
y la corona sin cruz,
y el cetro torcido y blando,
y las águilas imperiales,
hoy las cubren hoz y martillo
en
un contubernio trágico.
¡Ya no es
UNA, GRANDE y LIBRE
la España de
aquestos años!
No es UNA, que la desgarran
a
mordiscos y apedazas,
no
es GRANDE, que nos las achican
a
vergüenzas y sarcasmos,
no es LIBRE, que los esbirros
nos convierten, sonrientes
en triste pueblo de esclavos.
¿Qué queda de
aquella España
por la que tantos murieron?
¡Qué caiga
sobre tu afrenta
la
sangre que derramaron
que la maldición de España
acompañe tu
reinado,
la entregaste al enemigo
atada de pies y manos,
serás baldón en la historia,
quejamos
un rey cristiano
abandonó así a un
pueblo
como
un cobarde bastardo.
Tú firmaste
real decreto
que el Día de la
Victoria
con bajuno y cruel sarcasmo
entregabas
al sin Dios,
la
España que "El Otro " te dio,
y
en una triste semana
llevaste
a España al Calvario
y
allí la crucificaste
en un Viernes
Santo de oprobio.
Levanta ya de ese trono
que a traición has
usurpado
que la corona de España
nunca será de un
felón
que diviértese en
bribón
surcando los mares de España.
Como gozan los idiotas
como ríen los malvados
y como tiemblan y sufren
de pena, de horror y asco
todos los buenos de España.
¿Quién podía
concebir
que aquel niño ¿un español
Que par a rey fue educado,
se
convirtiera en traidor,
en perjuro y en villano?
¡Ay qué pena! ¡Ay qué felón!
No te has de librar, no,
del
temido paredón
del que se libró el ladrón
de tu abuelo el rey felón.
Y a fuer de ser sinceros
habremos en reconocer,
que lo de felón y ladrón
os viene de tradición
¡Ayudadnos desde el cielo,
que España arriba
esté!
que no la pongan debajo,
por
culpa de la traición
de un rey ladino y felón
acostumbrado al licor,
a
las faldas y al rencor.
¡Líbrenos
Dios! de este rey
de estirpe donde la infamia
ha cubierto de ignominia
todo
el solar español”.
Además de esto, añadiremos un párrafo del patrón del Bribón, cuando fue proclamado rey el 22 de noviembre de 1.975:
“Una figura excepcional entra en la Historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación del Estado. Su recuerdo constituirá para mí una exigencia de comportamiento y de lealtad para con las funciones que asumo al servicio de la Patria. Es de pueblos grandes y nobles el saber recordar a quienes dedicaron su vida al servicio de un ideal. España nunca podrá olvidar a quien, como soldado y estadista, ha consagrado toda la existencia a su servicio”.
De la España que recibió este sujeto, hoy prácticamente no queda nada, a pesar de su juramento.
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