miércoles, 25 de octubre de 2023

Colapso de la URSS. Cambio de vida para millones de personas ( X I )


 

Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre la realidad de aquella terrible Rusia soviética.

La realidad hacía que el sistema no funcionase. Ante constante disminución de la producción, hizo que la “nomenklatura” del partido dejase que funcionase el individualismo, lo que dio origen a un capitalismo particular. Evidentemente esto no se comentaba en el extranjero, en donde los fanáticos “idiotas útiles” predicaban que el comunismo era el “porvenir radiante de la Humanidad”. Ignorancia o cinismo.

Este fracaso de la producción, sobre todo en el mundo campesino, demostró que no bastaba el reparto nominal de tierras que, según la doctrina, aseguraba el bienestar de todos. Lo que había que hacer era producir en abundancia para luego distribuir satisfactoriamente.

La industria no salía adelante porque estaba en manos de esclavos del estado, mal vestidos y alimentados. Las escasas ganancias que se obtenían caían en manos de los burócratas.

Como la cosa no funcionaba se inventaron los “planes quinquenales”, toda una auténtica propaganda como puede verse en el libro “La revolución rusa ( I I ). Del marxismo al nacionalismo”, autor Henri Rollin, Editorial España, Madrid 1932, 372 páginas. Lo que en realidad sucedía era que la agricultura estaba totalmente militarizada, lo que acarreaba atroces y bárbaras persecuciones con el objeto de imponer la colectivización, con lo que el campesino perdía su verdadera libertad, encontrándose en una situación peor que en la época zarista. Sobre este asunto, se lee en el libro antes citado:

“En cada región queda prescripta la organización de los campesinos en colonia, y las colonias en brigadas por especialidades. Cada colonia y cada brigada bajo el mando de un jefe. A cada brigada ha de asignársele una parcela de terreno numerada. Igualmente ha de numerarse el ganado, las máquinas agrícolas, los atalajes, etc. Cada tarde le jefe de brigada recibe del jefe de colonia las órdenes para el día siguiente. Todos los días se lleva una anotación especial de aquellos que no cumplen la tarea que se les ha sido asignada, a fin de poder tomar medidas adecuadas”.

Como puede deducirse de este párrafo, nadie puede ausentarse sin el debido permiso del brigadier, así como rechazar la tarea que le fuese asignada. Para que esto no sucediese, allí estaba el ejército rojo, que se dedicaba, entre otras cosas, a la “adaptación” de los campesinos a sus labores en las explotaciones colectivizadas.

En la próxima entrega veremos los “esfuerzos” del régimen para hacer esta tarea, esfuerzos que contaron con miles y miles de soldados.

Continuará.




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