Y terminamos haciendo una pequeña historia de Israel.
Hay que “recuperar la memoria histórica”, oiga.
Como ya saben, y recordarán, los de la internacional de la mentira, del
odio y del terror, siempre han vendido que las guerras de Israel habían sido, y
son, guerras salvajes y crueles contra los palestinos, omitiendo que son
guerras contra el terrorismo. Sin embargo, ante las guerras contra los
cristianos y personas indefensas en Pakistán o la India, así como las matanzas
de cristianos en el Congo, Uganda, Nigeria, no dicen ni pío ¿Por qué?
¿Cómo es posible que se
ataque a este pequeño país, único demócrata en esa zona, rodeado por
sanguinarias dictaduras? ¿Por qué no se hacen manifestaciones en contra de
estas dictaduras? ¿Cómo no se estremecen las fibras de esos luchadores por la
paz y la democracia, asalariados del poder y de lo políticamente correcto? La
hemiplejía moral de esta gente no tiene nombre: se les prohíbe decir que
Israel se está defendiendo de ataques terroristas. Tememos que la propaganda
carente de objetividad y tergiversadora de algunos hechos, puede también
producir daños en la política interior ya que, con ella, en ciertas capas de
la población, se suscitan sentimientos antisemitas Aducen que en aquellos
territorios estaban los palestinos primero y que dichos territorios fueron
invadidos, por tanto, por extranjeros ¿Pero qué extranjeros? ¿Los amorreos,
hititas, filisteos, asirios, cananeos, romanos y griegos? Si los “palestinos”
reclaman aquellos territorios, entonces los árabes podrían reclamar España, y
España, a su vez, podría reclamar América del Sur y parte de Estados Unidos,
etc, etc. Recordemos que en estos
territorios tuvieron lugar casi todos los acontecimientos narrados en el
Antiguo y Nuevo Testamento, destacando los XV siglos que vivieron allí los
profetas, patriarcas, reyes, etc. de Israel. Recordemos también, que
mucho antes de constituirse el estado de Israel en 1948, ya habían regresado
muchos judíos a aquellas tierras, convirtiendo en un auténtico vergel casi
todo el desierto, con un sistema de regadío gota a gota único en el mundo. Palestina, como todo el mundo
sabe, tuvo varios nombres: Canaán, Tierra de Israel, Tierra Prometida, Tierra
Santa, Tierra de Jehová y Judea. Es decir, nombres que nada tienen que ver
con el mundo árabe-musulmán. Recordemos, asimismo, que
este territorio en tiempos de Jesucristo estaba dividido en cinco comunidades
o distritos políticos al estilo romano: Judea del Sur, Samaria, Galilea,
Basán y Perea. En la Biblia se denomina a Palestina con estos nombres
indistintamente. Además, estos territorios palestinos estuvieron dominados por
el imperio romano y posteriormente por el imperio bizantino. Posteriormente, los
islamistas tomaron y conquistaron Palestina, dominio que duró 400 años.
Después fue tomada por los turcos, que la dominaron hasta las Cruzadas. En
1517, a su vez, los otomanos la conquistaron de nuevo estando en poder de los
mamelucos egipcios, quienes a su vez la habían arrebatado a los cristianos. Como se puede colegir, todas
estas conquistas y reconquistas hicieron que Palestina se convirtiera
prácticamente en un terreno áspero y desértico, no apto para ningún tipo de
agricultura. A pesar de estos
inconvenientes, recordemos que en 1882 un grupo de judíos emigrados de
Europa, se establecieron allí, comenzando a trabajar laboriosamente la
tierra, cosa que no habían hecho los “palestinos” que vivían allí. Esta
inmigración de aquel puñado de judíos europeos puede considerarse como el
primer paso para la creación del estado de Israel. Como no podía ser de otra
manera, otra vez surgió la guerra y el enfrentamiento: en este caso sería la
Gran Guerra. Al final de la misma, los ingleses echaron a los turcos,
ocupando el territorio. Al terminar la guerra, se promulgó un decreto,
Declaración de Balfour, para el establecimiento de una nación judía,
declaración que fue aprobada por la Sociedad de Naciones, quien nombró a los
ingleses para que gobernasen este incipiente país. Esto hizo que miles de
judíos dispersos por el mundo entero llegaran a aquellos territorios,
empezando a emerger, construyendo ciudades e industrias y desecando pantanos.
En este momento es cuando
empiezan los recelos y resentimientos árabes: querían que Palestina fuese un
estado árabe. Había que “echar al mar” a los judíos. Y vuelve otra vez la guerra:
en este caso la II Guerra Mundial, que hizo que miles judíos, ante el
terrorismo nazi, buscasen refugio en “Palestina”. Pero antes de comenzar la II
Guerra en 1939, ya estaban los judíos sufriendo el hostigamiento y la guerra
de guerrillas por parte de los árabes desde 1936, sin que los ingleses fuesen
capaces de evitarlo, cediendo ante las peticiones y demandas de los árabes,
entre las que se encontraban detener la inmigración procedente de la Alemania
nazi. Después de todos estos
vaivenes, llegamos al 14 de mayo de 1948 en el que se proclama el Estado de
Israel. Este mismísimo día, los estados de Irak, Jordania, Líbano, Egipto,
Siria y Arabia Saudí, todos ellos árabes y musulmanes, se unen en un ataque
contra Israel, ataque que termina con un auténtico desastre para los
invasores, como ocurrió en junio de 1.967, año en el que nuevamente los
árabes vuelven a levantarse contra Israel, cosechando una nueva derrota en la
llamada Guerra de los Seis Días. |
Desde entonces, los
enfrentamientos entre árabes-musulmanes e Israel, prácticamente no ha cesado.
Ahí está el de ahora.
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