martes, 31 de octubre de 2023

La verdadera Historia, no la “memocrática” ( L X I )


 

Como decíamos en la anterior entrega seguiremos viendo lo que nos dice el republicano Manuel García Morente en su obra “Orígenes del nacionalismo español”, Talleres Gráficos de la S. A. Jacobo Pauser, editado en Buenos Aires con motivo de una conferencia que dio en el Teatro Solís de Montevideo el 24 de mayo de 1938.

En la citada obra, páginas 35 y siguientes, nos dice el autor:

“Escuchad un caso: en los primeros tiempos de la guerra civil española ,un grupo de afamados escritores y políticos ingleses suscribía un manifiesto encomiando el régimen republicano de Madrid como asiento y paladín de la democracia y de la libertad; ahora bien, precisamente en esos mismos días, los suburbios de Madrid se llenaban de cadáveres de liberales, no conformes con el comunismo, y los más notorios escritores españoles eran objeto de tremendas amenazas, encaminadas a hacerles firmar por la violencia una adhesión a ese régimen esencialmente liberal. El Frente Popular ha sido, pues – y sigue siendo en algunos países -, la careta con que el comunismo oculta y silencia sus planes y sus actividades deletéreas. Y el día en que llegare el triunfo completo de un Frente Popular, en alguno de los países que todavía lo tiene, ¡ay de los burgueses – radicales u otros – que en él figuraren, porque la señal de ese triunfo sería su sentencia de muerte! El comunismo no perdona a nadie, y menos a sus propios aliados.

La táctica del sigilo, bajo la apariencia de Frente Popular, complétase empero con la propaganda directa e indirecta. En España esa propaganda fue perfectamente organizada. La predicación verbal y escrita llegó a términos verdaderamente impresionantes. No hubo aldea en donde el agitador comunista no estuviera activa y eficazmente entregado a su oficio. No hubo hogar en donde no penetraran los folletos y los libros rojos. En la Feria del Libro de Madrid, en donde cada gran casa editorial presentaba su ‘stand’ de publicidad, las instalaciones comunistas sobresalían por su lujo y su extraordinaria abundancia. Los medios de que la propaganda comunista se valía eran todos los imaginables, sin reparo moral, técnico ni material. La palabra comunismo disfrazábase de liberalismo, de democracia, de socialismo, de anarquismo, de sindicalismo. La doctrina propia y peculiar del comunismo marxista hacíase chiquita, transigía con todo, aceptaba todo, proponía a todo la unión y el consorcio ‘antifascista’, segura como estaba de que al fin, llegada la hora, sabría aniquilar a sus aliados ocasionales. Unas veces el comunismo cantaba los loores de la libertad y de la democracia; otras veces atizaba violentamente la lucha y los odios de clase, explotando el malestar económico para encender en las almas el encono, el rencor y las más bajas pasiones de la envidia. A la retórica persuasiva añadía la amenaza y la dádiva. El Socorro Rojo distribuía dinero entre las pobres gentes de las aldeas, haciéndoles creer que la condición del campesino ruso era paradisíaca”.


En la próxima entrega seguiremos viendo lo que nos dice este republicano en su libro.

¿Figurará algo de esto en la “memoria democrática” de “Su Sanchidad” y de Sor Yolanda?

 Continuará.



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