El fanatismo, la idolatría y la intransigencia
política de ciertas mentes que están “okupando” el poder, no tiene nombre. Son
incapaces del diálogo, amén de no reconocer sus múltiples errores, amén también
de decir grandes mentiras.
Estos sujetos, sujetas y “sujetes”, dicen que tienen
una gran visión, pero ven poco y mal. Sólo miran los asuntos por el lado que
les interesa. Si por cualquier circunstancia este lado desaparece, entonces la
ceguera es voluntaria. (Recordamos el título del libro “La ceguera
voluntaria. Los socialistas y el nacimiento del mito soviético”, libro
comentado en este blog con fechas 7 y 10 de enero de 2017).
Pero es igual, oiga: siguen aferrados a sus creencias
pensando que no hay más “realidad” que la que ellos se imaginan, considerándose
privilegiados que ven los asuntos con resplandor, con precisión y perfección.
Por otra parte, presumen de que “convencen” y de que
“ilustran”. Lo peor del asunto es que el “pueblo soberano” cree que tienen
razón, no parándose a pensar si están en posesión de la verdad. Como ya hemos
dicho varias veces, D. Quijote decía que eran gigantes. Por su “razón” de loco
así lo creía, pero Sancho decía la verdad: eran molinos.
El que quiera entender que entienda.
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