sábado, 21 de octubre de 2023

La riqueza de nuestro idioma. Afónico, amorfo . . .


 Como ya saben, estamos insertando palabras que, al trastocar sus letras, salen otras con otros significados. Como ya dijimos en anteriores entregas, vamos a ver otras →cosas de la riqueza de nuestro idioma, tales como significado de prefijos, oxímoron, calambur, palabras que cambian de significado al sustituir una letra por otra, onomatopeya, etc, etc.

El prefijo, como ya saben también, es el que se antepone a la raíz de una palabra para indicarnos algo sobre ella. Vamos a poner unos ejemplos de palabras que empiecen con el prefijo “a”, no preposición, y “anti”, prefijos que quieren decir privación, negación o ausencia de algo. Ejemplos: afónico → carente de voz; amorfo → que no tiene forma regular o definida; anticientífico → que está en contra y opuesto a los principios científicos; anticlerical → que se opone y es contrario a la iglesia y a lo relacionado con ella.

 El oxímoron es una figura gramatical que usa dos palabras de sentido contrario en una oración, dando lugar a otra de nuevo sentido. Ejemplos: deseo asqueroso; fuego helado.

 El calambur es un juego de palabras que cambia completamente el sentido y significado de una oración, cuando se alteran, se unen o se separan algunas de sus palabras o letras. Esto sucede en el diálogo, no en la escritura. Ejemplos: vaya semanita → váyase, manita; lavó la rueda → la bola rueda.

 Ahora vamos a ver algunas palabras que cambian de significado al sustituir una letra por otra. Ejemplos: pata → pita → pota → puta; loca → laca; colgado → collado; embalar → empalar → empacar.

 Ahora veremos palabras que cambian de sentido al trastocar sus letras. Ejemplos: caliente → saliente; cantante → contante; castilla → pastilla; cortador → portador; decencia → docencia.

 Ahora veremos alguna onomatopeya que, como ya saben también, es una imitación a través de ciertos sonidos lingüísticos con el objeto de imitar el sonido que queremos transmitir. Ejemplos: bla-bla-bla → hablar; hip → hipo; hmmm → malestar, duda; ñan → masticar; shhh → pedir silencio;

 ¡Y pensar que hay por ahí sujetos, sujetas y “sujetes” que quieren que no se use nuestro rico idioma! ¿Por qué “celaá”?

 Continuará.



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