Como decíamos en las anteriores
entregas, en ésta y siguientes veremos algo sobre la producción, vocablo este
que usan con mucha demagogia y logomaquia los comunistas, producción que terminó
arruinando el sistema dejando cuando desapareció 145 millones de pobres.
Uno de los muchos problemas del
sistema comunista fue el enfrentamiento entre los trabajadores industriales y
los campesinos, ya que éstos formaban las cuatro quintas partes de la
población. El fracaso del sistema con estos campesinos fue enorme, ya que el
monopolio del trigo por parte del Estado, fue cayendo y debilitándose, hasta
que se autorizó a dichos campesinos a vender sus propios cereales.
Como no podía ser de otra manera,
dichas ventas contaban con una descomunal intervención fiscal, además de un
parasitismo “nomenklaturizado”. Todo
esto, y algunas cosas más, hacían que los productos, tanto industriales, como
campesinos, fueran de baja calidad. Se estaba pidiendo sórdidamente la libertad
de comercio.
Como no podía ser de otra manera
también, la propaganda oficial del sistema hablaba de una “excelente
explotación agraria”. Rusia entera estuvo inundada de propaganda folletinesca
cantando los milagros y las excelencias
tanto de la industria como del campo.
Lo que no decía dicha propaganda
era que la labranza colectiva estaba totalmente militarizada. Los campesinos
eran auténticos esclavos, oponiendo resistencia a esta situación, lo que
provocó, además de la cruel represión del sistema, el aumento del racionamiento
de alimentos.
Lenin, tres años antes de morir,
es decir, en 1921, declaraba en su folleto “Impuesto natural”:
“Si la revolución en Alemania se retrasa todavía, nuestra
obligación está en aprender el capitalismo de Estado con los alemanes,
imitarlos con todas nuestras fuerzas, sin miedo a recurrir a las medidas
dictatoriales para acelerar en la Rusia bárbara esta imitación del espíritu
occidental, sin retroceder ante los medios violentos de su lucha contra la
barbarie”. ( I )
Por otra parte, en su último
discurso pronunciado en 1923 ante el IV Congreso de la Internacional Comunista,
decía Lenin:
“Sabemos que, sin la salvación de la gran industria, sin
su restablecimiento, no podremos edificar ninguna otra nueva, y desapareceremos
de una manera general como país independiente.
“. . . Sabemos que una buena cosecha no representa
todavía el todo para la salvación de Rusia. Es muy poco aún. Una buena
situación de la pequeña industria que proporcione los artículos de consumo a
los campesinos, es también poco. Lo que precisamos, es una buena situación para
la gran industria. Esta necesita de los subsidios gubernamentales. Si no estamos de acuerdo en la concesión de
estos subsidios, iremos desapareciendo como estado civilizado – no digo lo
mismo como estado socialista”. ( I )
Como puede verse palabras llenas
de demagogia y logomaquia ¿Cómo iba a funcionar todo aquello, si el estado era
dueño y señor de todo, que imponía el trabajo servil bajo una vigilancia
militar rigurosísima, con encarcelamientos, represiones , deportaciones, etc.?
En la próxima entrega veremos el
agravamiento de la situación por actos de sabotaje, incapacidad de los
trabajadores, indisciplina, escaso o nulo interés de los obreros por el trabajo,
etc.
Continuará.
( I ) .- “El imperio
soviético”, autor Dionisio R.
Napal, Editorial Stella Maris, Buenos Aires setiembre de 1932, páginas 182 y
183.
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