Según el Diccionario de los
“inmortales” de la RAE, papanatas es “persona simple y crédula o demasiado
cándida y fácil de engañar”. Por lo que estamos oyendo y viendo en
estos momentos en España, llega uno a la conclusión de que abunda el
papanatismo por doquier.
Los líderes políticos,
“cabezas de serie” ellos, buscan en sus mítines, pasquines y en apariciones en
los "mass-media, que el "pueblo soberano" se emocione, empleando
para ello la más burda demagogia en la que cabe todo: desde el farol,
pasando por la “ocurrencia”, hasta la crítica inmisericorde del adversario
político.
Pero lo peor del asunto,
no es que los papanatas sean los receptores de los mensajes propagandísticos de
los “cabezas de serie”, no, lo peor es que el papanatismo se ha infiltrado e
instalado en todo tipo de instituciones, ya sean “mass-media”, organismos,
colectivos, asociaciones, agrupaciones, gobiernos, etc, etc.
Así, vemos cómo a
algunos les gusta la tribuna y la cámara, la del “Ente”, claro. Y salen con su
verborrea sempiterna y habitual, un tanto dipsomaníaca, sin enterarse que
están haciendo el ridículo y dando la nota, a pesar de los aplausos y sonrisas.
Su fariseísmo no tiene límites. Lo que menos les importa es que España esté
poco menos que “groggy” por el paro, la inflación, el separatismo, la terrible
situación económica y muchas más cosas.
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