Así se intitula la obra de Ayn Rand, (pseudónimo de
Alisa Zinovievna Rosenbaum), 506 páginas, Ediciones G.P., 1966, difundido por
Plaza & Janés, S.A. Esta es la versión que nosotros tenemos. Hay otras
posteriores, e incluso anteriores.
Ayn nació en San Petersburgo en 1905, y falleció en Nueva York en marzo de 1982. En 1926 salió de la URSS hacia Estados Unidos, engañando a la jefatura soviética diciendo que volvería pronto, nacionalizándose americana en 1931.
En esta obra nos cuenta Ayn la experiencia trágica que sufrió en el mundo
comunista, hasta que emigró a EE.UU.. En el prólogo cuenta que, cuando tenía
doce años, escuchó el principio comunista de que "el hombre debe
vivir para el Estado", comprendiendo que aquí residía uno de los
muchos males del comunismo. "Este principio era malo y no podía
conducir a nada que no fuera malo”.
En esta novela se cuenta cómo el miedo y la esclavitud son una de las terribles
consecuencias de la doctrina comunista, ya que nadie se fía de nadie. Todo el
mundo tiene miedo a hacer o decir algo contra el Estado o contra las
autoridades.
Las normas, reglamentos, regulaciones, leyes, etc, son tantas y tan cambiantes, que hacen que la gente viva en una constante inseguridad jurídica. Además, también nos cuenta Ayn que la penuria económica, la escasez, las cartillas de racionamiento, etc, etc, hacen que la gente viva al borde la de la desesperación.
La protagonista de esta obra es la joven Kira, mujer independiente que sufre
bajo el régimen totalitario comunista y que no se cree la propaganda del
régimen, que se muestra corrupto y totalitario, a la par que desafía al poder
del Estado.
La obra también nos narra no sólo cómo viven los perjudicados en el régimen,
que son la mayoría, sino los altos cargos del Partido. Critica con esto el
cinismo y la hipocresía de un sistema que, a base de oprimir al pueblo en todos
los órdenes, al mismo tiempo le transmite que le ha “salvado”, exigiéndole
hipócritamente que permanezca en la más absoluta y total anonimia.
En fin, esta obra, como otras que hemos comentado sobre el tema, fue una de las
primeras que denunciaron los horrores y terrores del comunismo, amén de
decirnos que este sistema viola los principios fundamentales del individuo, lo
que conlleva desgracias, desdichas y penurias para la sociedad, como así fue.
“Soy estadounidense por elección y
convicción. Vine al mundo en Europa, pero emigré a los Estados
Unidos porque éste era el país donde una podía sentirse totalmente libre
para escribir”.
¿Qué dicen a todo esto los de la internacional
de la mentira, del odio y del terror? Pues nada de nada: callan como zorros,
zorras y “zorres”.
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