Vamos a dedicar unas entregas a otro
magnífico libro de Revel intitulado “La
tentación totalitaria”, Editorial PLAZA & JANES, S.A., Abril 1976, 259
páginas.
Como ya sabrán, Revel fu un militante
socialista francés que terminó criticando bravamente al marxismo y, obviamente
al sistema comunista de la URSS, a pesar de haberse afiliado al partico
comunista francés al terminar la Segunda Guerra Mundial, afiliación que duró
muy poco,
El libro empieza con esta frase: “El principal obstáculo para el socialismo
no es el capitalismo, sino el comunismo” (Página 13).
La obra no tiene desperdicio. Cuenta,
entre muchísimas cosas, cómo en los sistemas totalitarios, la antigua URSS,
Cuba, Corea del Norte y algún otro, la gente tiene lavado el cerebro por mor
del monopolio del Estado, al que el autor denomina “monólogo del Estado”. Critica la falta de objetividad de estos sistemas en lo que se refiere a los
“mass-media”, lo que trae la supresión de la verdadera información,
sustituyéndola por la propaganda.
La independencia moral del autor, es la
que debería tener los paniaguados marxistas que aún quedan por ahí. El autor
defiende en este libro, y en los otros que ya hemos comentado, la verdadera
libertad y no la de “los dirigentes de un
movimiento de liberación nacional, estimables y hasta heroicos, luchar y hacer
luchar para conseguir la independencia y, cuando la alcanzan, acaparar el nuevo
Estado para esclavizar al pueblo ‘liberado’ a sus ideas fijas, a su afán de
poder y a sus delirios de grandeza en política extranjera. A menudo,
convertirse en dueños de este juguete que es el Estado nacional, basta para
hacer brotar delos corazones más puros todas las inmundicias de un despotismo
más o menos disfrazado de república, inmunizado, además- gracias al socialismo
de fechada – contra las críticas de la opinión mundial” (Página 19).
Siguiendo
con la propaganda, se lee en la misma página:
“. . .
el comunismo, con miras a su propaganda y expansión, utiliza los temas
progresistas del socialismo. Por tanto, puede aprovecharse de las muy reales
‘contradicciones del capitalismo’ y explotar el descontento que provocan para
para destruir, en nombre del socialismo,
la democracia política, e instalar después sistemas que no son ni democráticos
ni socialistas y que tanto en lo económico como en lo humano son muy inferiores
l capitalismo.
La
confusión se mantiene con el empleo metódico de la palabra ‘socialista’ como
sinónimo de comunista: los ‘países ‘socialistas’ son los países comunistas en
los que reina la burocracia totalitaria, y las ‘revoluciones socialistas’ son
aquellas en las que una minoría se hace con el poder absoluto, sin intención de
restituirlo.
Está
bien claro que los comunistas procuran mantener la confusión”.
Estos ataques contra la izquierda en
general, y contra el comunismo en particular, fueron respondidos de forma
brutal. Lo mismo le sucedió en su día a George Orwell
Continuará.
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