miércoles, 16 de agosto de 2023

La verdadera Historia, no la “memocrática” ( X L I ).


 

Como decíamos en la anterior entrega, vamos a ver qué decía Lerroux, nada sospechoso de fascista, pocos días antes de celebrarse las elecciones de febrero:

“España tiene planteado un problema que no es de régimen, sino de ser o no ser. Vamos unidos con nuestros adversarios, porque coincidimos con ellos en la defensa del patrimonio histórico y  de todo lo que nos liga al mundo civilizado . . .Prefiero a una República demagógica y comunista, una República liberal y cristiana” (“España en llamas 1936”, autor Bernardo Gil Muguruza, Ediciones Acervo, 1968, página 48).

En este mismo libro, y en la página 50 se lee:


“Cada vez más , Largo Caballero se manifiesta como el hombre de la revolución que iba en ascenso. Desde el 6 de abril, tenía su periódico, Claridad, periódico de la tarde . . . Tenía sus tropas de choque, las Juventudes Socialistas. El 1 de mayo, en ocasión del gran desfile obrero . . . las Juventudes Socialistas uniformadas, con el puño levantado, gritaron las consignas de un ‘gobierno obrero’ y de un ‘ejército rojo’ . . .En cada discurso, en cada artículo, Largo Caballero repetía machaconamente la misma afirmación: ‘la revolución que queremos sólo puede hacerse con la violencia’ . . . Se declaró en favor de la ‘dictadura del proletariado’ que, a su juicio,  habría de ejercerse no por intermedio de los soviets – cualquiera que sea el nombre que se les dé – sino por y a través del partido socialista. Él y sus partidarios aguardaban a que los republicanos diesen pruebas de su incapacidad para resolver los problemas de España, para tomar el poder”.


En la misma página se transcribe parte de una alocución de Álvarez del Vayo a las Juventudes Socialistas reunidas en el Gran Price de Barcelona en marzo de 1936:


“Durante las primera semanas el Gobierno ha procedido con lentitud, por lo que ha sido forzoso quemar La Nación y algunas iglesias de Madrid para acelerar el ritmo hacia el cumplimiento del pacto electoral”.


Pero, claro, oiga, aún siguen por ahí “historieteros” de tres al cuarto  y pedantes infumables marxistas, diciendo que los desmanes de aquellos días eran “obra de incontrolados”, además de estar auspiciados “por la oligarquía para desestabilizar la república”.


En la próxima entrega veremos lo que comentaba Miguel de Unamuno en el periódico Ahora el 3 de julio de 1936.

¿Figurará algo de esto en la “memoria democrática” de “Su Sanchidad” y de Sor Yolanda?

Continuará.



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