Ya no es
tele-basura, sino tele-porquería. Y decimos esto porque ahora, en esta España
gobernada por “Su Sanchidad” y su “complexo”, el “ente” tiene como premisas dos
ofertas carroñeras. A saber: la sangre y el morbo.
Los jerifaltes de dicha tele-porquería tienen, desgraciadamente para este país, más predicamento que los catedráticos, que los filósofos e incluso muchísimo más que los libros. Esto último es lógico en una nación que no lee.
Hay canales que son de auténtica vergüenza: brujos, hechiceros, quiromantes,
nigromantes, adivinadores del provenir, carteristas de la mente, “rapeles”,
etc, etc, campan por sus respetos, creando unos valores falsos que sustituyen a
los verdaderos.
A pesar de que hay algunas protestas y clamores, este imperio audiovisual sigue
su camino porque está controlado y “marioneteado” por ya sabemos quién. No vale
que se proteste para que haya moderación, decoro y respeto: los cadáveres, las
bragas, los tabalarios, la sangre, la droga, la chabacanería, la mugre, etc,
siguen infectándolo todo.
Parece ser que la violencia es el nuevo becerro de oro. No hay nada más que ver
las horas que se pasan los adolescentes ante el televisor ¿Cuántos actos
violentos ven estos muchachos y cuántas horas pasan ante el “ente”? Seguro que
muchas más de las que pasan no ya en el colegio, sino en los estudios.
En fin, solucionar esto en estos precisos momentos, no parece fácil, salvo que
los que mangonean al “ente” se den cuenta de su gran responsabilidad social y
que, en nombre de la tan cacareada libertad, se dejen de bestializar al país.
Pero, claro,
oiga, esto seguro que no lo van a hacer.
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