lunes, 14 de agosto de 2023

Las dos Repúblicas ( V I I I ).


 

Como decíamos en las anteriores entregas, vamos a dedicar varias exponiendo comentarios, hechos, citas y frases de libros y de periódicos, que omiten los “historieteros bienpagaos” de lo políticamente correcto, sobre la República y Guerra Civil de España.

Uno de los párrafos que mejor describen la revolución de Octubre de 1934, fue obra de un verdadero republicano: Melquíades Álvarez, vilmente asesinado, junto con otros, en la Cárcel Modelo madrileña. Tal párrafo, que transcribimos a continuación, es omitido por los “historieteros”. Dice así:

“En el desarrollo de la revolución se cometieron crímenes de tal ferocidad que con sólo recordarlos el sentimiento de piedad se ahuyenta de las almas más generosas y clementes.

El derramamiento de sangre cuesta muchas lágrimas e inquietudes, pero por encima de la sensibilidad está el interés de España. Que los delitos no queden impunes: al cumplir la ley se sirven los intereses de la República y de España”. Obviamente, de esto, los de la internacional de la mentira, del odio y del terror, no quieren saber nada.

Visión distinta nos la ofrece la socialista Margarita Nelken (en imagen con el “Lenin español”) en su obra “Por qué hicimos la revolución”, Ediciones Sociales Internacionales, Barceolna 1936, 283 páginas, cuando escribe, refiriéndose a la revolución aquí en Asturias:

“No admite parangón con ninguna revolución, ni burguesa, ni proletaria, y basta que eso sea un hecho incontrovertible para que el proletariado, no ya sólo de España, sino de todos los países, se crea con derecho a organizarse revolucionariamente para conquistar, por la capacidad de organización revolucionaria de que ha dado prueba Asturias, el poder, que sólo insurreccionalmente habrá de lograr para una liberación definitiva, que únicamente por ese medio puede ser una realidad”.

No hacemos ningún comentario sobre este párrafo, ya que se comenta por sí solo.

Esta “sujeta” no comenta nada de que, además de militares, cientos de civiles fueron vilmente asesinados por los revolucionarios de sus amores. Tampoco habla de los enormes daños materiales que sufrió Oviedo en muchos edificios, tales como la Universidad, la Cámara Santa, la Audiencia, el Teatro Campoamor y un largo etc.

¿Figurará esto en la “memoria democrática” de “Su Sanchidad” y de Sor Yolanda?

Continuará.



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