Sin lugar a dudas, el
siglo X X fue el más despiadado en la persecución de los cristianos que, dicho
sea de paso, los medios de “confusión” no sacan en sus portadas. En
Nigeria, Túnez, Sudán, Pakistán, etc, etc, se asesinaban, y se asesinan, y se
persigue a los cristianos como si fuesen auténticas alimañas. Los motivos de
tal persecución se producen por causas religiosas al enfrentarse dos cosmovisiones
diametralmente opuestas: la islámica y la cristiana.
Pero hay otra persecución por motivos políticos que ha desangrado al mundo
cristiano durante el siglo pasado: la que ha desatado el marxismo.
En la obra “Los nuevos perseguidos”, de Antonio
Socci, Editorial Encuentro, Madrid 2003, en la página 11 se puede leer:
“La máxima responsabilidad
de las persecuciones anticristianas debe atribuirse sobre todo al fenómeno
totalitario. El materialismo biológico del nacionalsocialismo y el materialismo
histórico del marxismo (llevado al paroxismo en su versión
bolchevique-leninista), han representado históricamente los dos mayores ataques
jamás realizados contra cualquier perspectiva fundada en la trascendencia, en
especial contra la cristiana”. (Nota: se
supone que lo de “persecuciones anticristianas” sea un error de
traducción, pues se entiende que son persecuciones cristianas. Sería como decir
“odio antiamericano”, según escriben algunos politiqueros).
En otro libro de la misma editorial intitulado “Si el mundo os odia . .
.Mártires por la fe en le régimen soviético”, libro comentado en
este blog con fecha 25 de setiembre de 2.022, la historiadora Irina Osipova,
después de un exhaustivo trabajo de varios años en los archivos de la NKVD y
después KGB, nos cuenta cómo se perseguía a los cristianos en la antigua Unión
Soviética, demostrando que el marxismo no es ateo, sino antiteo. Lenin, en un
discurso a las Juventudes Comunistas en 1919, decía:
“No creemos en la moralidad
eterna, y denunciamos lo ilusorio de los cuentos de hadas sobre la moralidad”.
También Lenin escribía a Gorki lo siguiente:
“Toda idea religiosa, toda
idea de Dios es una abyección indescriptible de la especie más peligrosa, una
epidemia de la especie más abominable. Hay millones de pecados, hechos
asquerosos, actos de violencia y contagios físicos que son menos peligrosos que
la sutil y espiritual idea de dios engalanada con los ropajes ideológicos más
elegantes”.
También decía en marzo de 1922:
”Debemos declarar ahora al
clero una guerra decisiva y despiadada y someter su resistencia con una brutalidad
que no olviden durante décadas. Cuantos más representantes de la burguesía y el
clero reaccionarios consigamos ejecutar en este asunto, mejor”.
Así se comprende lo de “¡Cloro
al clero!”! que decía un fámulo del comunismo.
Otro de los tenores marxistas, Antonio Gramsci, no podía opinar de distinta
manera. Según el ex militante comunista y sociólogo Antonio Leal, en su obra “El
crepúsculo de la política”, edición de 1995, editorial LOM de Chile,
en la página 260 nos dice del italiano:
“Para Gramsci, de todas
maneras el marxismo es una doctrina de salvación que pone fin al reino de la
ilusión, la religión, y al del engaño, el capitalismo”.
Este odio, hostigamiento, fustigación
y acoso a la religión, fue trascendiendo a todo el mundo durante el siglo XX.
En España, y durante la II República, la persecución fue brutal. No vamos a dar
aquí cifras de clérigos asesinados. Están sobradamente documentadas: no hay más
que ver las esquelas en los periódicos de entonces y leer algunos libros de
Historia. Sí vamos a comentar palabras y frases de líderes socialistas y
comunistas, así como de republicanos de pro. Esto lo haremos en próximas
entregas.
Continuará.
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