Ante las actuales circunstancias por las que atraviesa nuestra Patria, somos muchos los españoles que vemos esta situación con desconfianza, desengaño, reconcomio, recelo, suspicacia, etc.
Y decimos esto porque vuelven otra vez, después de la votaciones, que no elecciones, los líderes "carismáticos" con su talento, talante y tolerancia, pero nunca respetando a los demás y, por supuesto, a los otros partidos, a los que se les niega el pan y la sal.
Y no sólo el pan y la sal, sino que les niega también la legitimidad que les
dan muchos millones de votantes. En una palabra: estos líderes
"carismáticos", no reconocen al opositor, como tenía que ser en todo
gobierno que se precie de democrático.
En aquellos
períodos de la historia de España del "gonzalato" y del
"zpaterato", y del actual “sanchismo”, la desgracia que nos ha caído
a los españoles fue y es tremenda por culpa de los errores de estos desgobiernos.
Estos errores ya se notan incluso dentro del mismo PSOE, pues la sumisión es tal
a los proyectos del “líder carismático”, que cualquiera que se oponga o
discrepe, puede caer en desgracia, aunque siga siendo militante político. Esta
militancia será estéril y nada fértil, ya que seguirá siendo, sin enterarse de
ello, un “insumiso” sumiso que terminará sus días como adorno del partido en la Administración, bien sea estatal,
regional o local.
Este “insumiso” sumiso vivirá como un corregidor a costa de los impuestos de
los españoles sin dar golpe. Y siempre le quedará la esperanza de recuperar sus
prebendas y momios porque a lo mejor cambian al “líder carismático” y las cosas
vuelven a ser como antes, porque está convencido de que las urnas se volverán a
llenar con votos socialistas debidamente subsidiados. Y si alguien niega este
subsidio, entonces surge el gran misterio: nadie entiende cabalmente la
supervivencia en el poder.
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