Como decíamos en la anterior entrega, las Brigadas Internacionales, cuyo cuartel general estaba en Albacete, estaban al mando del general Emilio Kleber, cuyos datos personales fueron falsificados, como también lo fueron los de muchos “asesores” que la URSS tenía en España.
Antes de nada, comentar que la creación, reclutamiento y organización de las citadas Brigadas, fue obra de la Komintern de Stalin. Sus miembros eran acérrimos comunistas defensores de su dictadura, aunque la propaganda decía que venía a luchar contra el fascismo. Como dato curiosos decir que estos brigadistas celebraron y aplaudieron el pacto nazy-soviético ¿No se luchaba contra el fascismo? ¿En qué quedamos?
Dicho lo anterior, al mentado general Kleber se le presenta, ¡cómo no! como un
luchador contra el fascismo que venía a España a defender Madrid. Ya saben ¡”No
pasarán!”.
Ni qué decir tiene que el pueblo de Madrid sintió una gran admiración y
simpatía por este sujeto, al que se le presentaba como un voluntario venido
nada más y nada menos que desde Canadá. En realidad el tal Kleber se
llamaba Manfred Zalmánovich Stern , militar autro-húngaro nacionalizado
soviético. También usaba el nombre de Lázar Ster. El apellido de guerra,
Kleber, era copiado de un general de la revolución francesa: Jean B. Kléber.
El tal Kleber, pertenecía al ejército de la URSS con la categoría de general,
además de ser un miembro activo de la KGB, entonces NKVD.
Por aquellas fechas Madrid estaba rodeado por las tropas nacionales. Cuando
llegaron las Brigadas Internacionales, el general Miaja ve despejado el
horizonte ya que, al mismo tiempo, la URSS envía a la República, concretamente
para defender Madrid, 132 cazas. Pero, claro, sólo se habla de la “Legión
Cóndor”, oiga.
Por otra parte, el criminal Stalin propuso para el alto mando republicano a
cinco militares conversos y convictos comunistas: el teniente coronel José
María Galán; el coronel Luís Barceló; el comandante Enrique Líster; el
comandante Etelvino Vega y el también comandante Francisco Galán. También había
otros mandos como Juan Guilloto León, alias “Modesto”, o Valentín González,
alias “El Campesino”.
Ni qué decir tiene que esta imposición soviética no le sentó nada bien al
general Miaja, verdadero militar con orden y disciplina, ya que los mentados
recomendados de Stalin carecían de la más mínima formación castrense y su único
mérito eran ser militantes del partido comunista de España.
En
la próxima entrega veremos unas declaraciones de Lerroux, nada sospechoso de
fascista.
Continuará.
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