Como sabrán, el periódico “Claridad” representaba el ala marxista del socialismo español de aquellos tiempos, cuya cabeza era el “Lenin español”, es decir, Largo Caballero.
Dicho periódico salió a la luz el 13 de julio de 1935 como semanario, pero una vez el Frente Popular en el poder tras las elecciones de 1936, pasó a ser diario.
Pues bien, en el número de fecha 25 de enero de 1936 se leía un discurso de este “Lenin”, demagogo donde los haya, haciendo el juego a sus amigos comunistas que, como también sabrán, terminaron defenestrándolo y sacándolo de escena. Decía así:
“Llamarse socialista no significa nada. Para ser socialista hay que ser
marxista; hay que ser revolucionario. Y la unidad ideológica ha de ser en la mayor
puridad de nuestras propias ideas. Ya sabéis que ahora se habla de teorías
revolucionarias y no revolucionarias. Para muchos, eso parece que es una cosa
inventada por algunos compañeros. No es una cosa baladí; no es una cosa pueril.
Nosotros tenemos que ir a las verdaderas fuentes de nuestras ideas y sacar de
ellas toda la enseñanza que sea necesaria para nuestra lucha, y no debemos
renunciar, de ninguna manera, a lo que verdaderamente somos: socialistas.
Pero tened presente que hay mucha gente que se llama socialista ¿No habéis oído
hablar, por ejemplo, de católicos socialistas? Cuando alguna vez discutís con
alguien, no os han dicho, para cortar la discusión: ¡A mí déjeme usted; si yo
soy más socialista que usted! Digo que no baste decir que se es socialista.
Nuestro principal maestro, el fundador del socialismo científico, combatía otro
socialismo, que era el socialismo utópico. Y ese fundador del socialismo
científico, para diferenciarse de los socialistas de entonces, de los
socialistas utópicos, tuvo que llamarse comunista. (¡Muy bien! Se oyen
salvas a Carlos Marx). No consideraría tan baladí la cuestión cuando no quiso
confundirse con otros socialistas de aquella época y se llamó comunista. Pues
se da el caso de que en España los fundadores del socialismo eran discípulos de
Carlos Marx, y se inspiraban todos en la crítica del régimen actual, en El
Capital y en la orientación política, en El manifiesto
comunista; es decir, que para los socialistas españoles, las fuentes de sus
ideas están en El Capital, en la crítica y en El
manifiesto comunista, en la orientación política. Esta es también la fuente
de sus ideales para muchos trabajadores que tienen otro título que el nuestro,
otro nombre, pero que, realmente, no les separa de nosotros una gran diferencia
¡Qué digo, ninguna diferencia!”.
En el párrafo siguiente se lee:
“Y nosotros, como socialistas marxistas, discípulos de Marx, tenemos que
decir que la sociedad capitalista no se puede transformar por medio de la
democracia capitalista ¡Eso es imposible!” ( I )
( I ).- Fuente: “Los
documentos de la primavera trágica”, autor Ricardo de la Cierva y de Hoces,
Editorial Secretaría General Técnica, Madrid 1967, páginas 72 y 73.
¿Figurará
algo de esto en la “memoria democrática” de “Su Sanchidad” y de Sor Yolanda?
Continuará.
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